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Desde Paraná

La definición del torneo 2011 del TC2000 era a tres bandas, ahora parece a dos y media. Leonel Pernía (Honda), el local Mariano Werner (Toyota) y Matías Rossi (Toyota) llegaron separados por apenas cuatro puntos a la última carrera del año, en el autódromo de esta ciudad, uno de los tres mejor presentados del país. Pero mientras los pilotos de Toyota se clasificaron entre los ocho primeros y hoy a las 9.45 disputarán la pole position en el Súper 8, Pernía prácticamente se despidió del título al traicionarlo la dirección hidráulica de su auto: largará 15, muy lejos de la punta. La diferencia entre los tres es tan escasa que quien gane se asegurará el título. El de Tandil ya lo perdió en el 2010, en la última carrera.

“Se puso como piedra para doblar –se lamentó Pernía–. Tenía el mejor auto del año pero era inmanejable. Voy a salir a arriesgar de entrada.” Para Rossi, “la carrera hay que hacerla sin especular”. Werner esperaba “un poco más” de su auto. Será local, pero ayer no hubo tantos hinchas apoyándolo.

El más veloz fue Facundo Ardusso, con un Peugeot, la única marca con representación oficial en el TC2000 que aún no ganó en el 2011. Podría ser la mejor despedida para asegurar la continuidad del equipo más allá del 2012, cuando cambia el 307 actual por el renovado 408. La final a 29 giros se pone en marcha a las 12.45 (televisa Canal 13, desde las 11).

La jornada estuvo surcada por el recuerdo al malogrado Guido Falaschi. El presidente del TC2000, Pablo Peón, eligió llamativamente no hablar de la tragedia; sí lo hizo Néstor Girolami, el piloto que embistió en Balcarce con su Torino al Ford de Falaschi. “Solo yo sé lo que pasó –aseguró–. Hubo algunas fallas pero definitivamente fue una fatalidad. Estuve en el cementerio junto a sus padres; pero no, no me siento apuntado.” En los boxes hubo un homenaje, que sorprendió por su celeridad, en torno del Renault Fluence N0 16 con el que Falaschi ganó en Termas. “¿Aplaudimos o lloramos?”, preguntaron. Y hubo una rápida salva de aplausos.