DIALOGOS › RICARDO ALARCON, PRESIDENTE DE LA ASAMBLEA DEL PODER POPULAR DE CUBA
“Los países ricos tendrían que hacerle un homenaje a Chávez”
Cuba será la gran ausente de la IV Cumbre que se realiza en Mar del Plata, porque fue marginada de la OEA. El “3” de la revolución cubana rechazó la existencia de un “eje del mal” latinoamericano, entre Cuba y Venezuela, y afirmó a Página/12 que las estrategias de integración de Chávez apuntan a solucionar los problemas de la región.
Por Martín Piqué
“Uno de los problemas de los norteamericanos y su imperio es que tienen problemas para percibir la realidad como es. ¿Quiénes son la causa de la desestabilización de América latina? No hay que buscar un diablo latinoamericano. Es Estados Unidos, por la estructura internacional de sus políticas: la deuda externa, las políticas neoliberales”, dijo Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba. Alarcón concedió esta entrevista a Página/12 en Caracas, el 13 de agosto de este año, en el Hotel Caracas Hilton junto con un custodio que había combatido en las luchas internacionalistas en Angola. Con una remera roja y el infaltable habano en la mano, Alarcón comentó con euforia las novedades del caso de “Los 5 de Miami”. Así les dicen en Cuba a los cinco cubanos que fueron detenidos en Florida luego de infiltrarse en grupos opositores que estaban preparando atentados con explosivos en Cuba. Fueron condenados por conspiración y espionaje. Pocos días antes de la entrevista con Página/12, un tribunal de Atlanta consideró que debía hacerse un nuevo juicio contra los 5 en una sede imparcial.
–Es más fácil, es más sencillo y es clásico del pensamiento reaccionario atribuir eso a un malévolo espíritu que hace que los hambrientos se den cuenta de que están hambrientos y protesten por ello, que los desocupados se den cuenta de que no tienen empleo y protesten. Es uno de los problemas de los norteamericanos y su imperio: la dificultad de percibir la realidad. ¿Quién es la causa de desestabilización de América latina? Es Estados Unidos, no hay que buscar un diablo latinoamericano que pueda hacer eso. Míralo como argentino: Menem tuvo más responsabilidad en la desestabililización de Argentina que cualquier otra persona. Y Estados Unidos también, por las condiciones de la estructura internacional de sus políticas: la deuda externa tiene mucho que ver con la desestabilización, más que ninguna otra cosa. Las políticas neoliberales. Si nos hicieran un poquitito de caso a nosotros o al presidente Chávez, se estaría poniendo fin o aliviando las causas que generan los problemas. Porque los problemas que hay en América latina son terminales. Ha pasado en Bolivia, ha pasado en Ecuador. La falta de gobernabilidad que han tenido algunos gobiernos de América latina... Todo eso no tiene nada que ver con un supuesto eje. Eso es tonto. Además, si usted se fija en las cosas que está haciendo Chávez en Venezuela, todo va en la misma dirección: abrir espacios a la estabilidad y el desarrollo de América latina. Por ejemplo cuando ofrece las iniciativas que tomó en materia petrolera.
–De complementación económica...
–Es una forma de ayudar. No hay condicionamientos. No dice que hay que hacerse chavista para participar en el acuerdo de suministro de petróleo.
–En la Argentina dicen “está haciendo una diplomacia petrolera”. Y que con el alto precio del barril, ofrece crudo barato a países con problemas energéticos y se gana la simpatía de las poblaciones de esos países. Tal vez con el tiempo terminen reclamándoles a sus gobiernos que hagan cosas parecidas a las que hace Chávez. ¿Puede ser una estrategia?
–Puede ser. Pero vamos a ser justos con Chávez. El podría decir “se fastidiaron ustedes, pobrecitos” y desentenderse. Podría decir “aquí cada barril me entra en 53 o 54 dólares; Venezuela, pletórica de recursos, y que el infeliz vecino, los pobres guyaneses, que no tienen petróleo y tienen que importarlo, se fastidien”. ¿Eso sería humano? Yo fui embajador en las Naciones Unidas durante muchos años. ¿Cuál fue el reclamo de todos los países en vías de desarrollo, del Tercer Mundo? ¿Cuál era el reclamo de los países en vías de desarrollo, el grupo de los 77, que incluía a Argentina?: la lucha porque los precios de intercambio tengan un sentido más solidario. Lo que les reclamábamos a los países petroleros era eso. Ahora que lo hace Venezuela pensamos en dobles intenciones. Los que denuncian desestabilización están equivocados. ¡Tendrían que hacerle un homenaje a Chávez! Los países desarrollados, los ricos de este mundo. Porque si sencillamente Venezuela mirara para otra parte y se preocupara de sus problemas, los problemas de América latina serían mucho más graves. Piense nada más en el caso de República Dominicana. Son nuestros vecinos, están en el medio. ¿Usted sabe qué es vivir exportando azúcar? Producir azúcar cuesta más que lo que se obtiene por ella en el mercado mundial. Lo único que tienen los dominicanos es el turismo. ¿Qué sucede si les sube el petróleo, que tienen que importarlo a precios desorbitantes? ¿Y los haitianos? Es un país que conocemos muy bien, son nuestros más próximos vecinos. El sistema de asistencia médica allí es cubano, todos los médicos son cubanos. ¿Cómo puede ser que ni siquiera puedan tener un sistema de salud? Entre Cuba y Venezuela hay un proyecto para tratar a los enfermos de cataratas de los países del Caribe (en Venezuela lo llaman “Misión Milagro”). Van a ser 100 mil pacientes. Se van a tratar en Cuba y estamos hablando a una escala de 100 mil habitantes. Chávez lanzó la idea de extender un proyecto semejante para toda América latina.
–¿Cuba está en condiciones de recibir pacientes de toda América latina?
–Sí. Tenemos la capacidad técnica, tenemos los médicos, y algunos de ellos han desarrollado unas técnicas muy sencillas e innovadoras. Eso es lo que puede aportar Cuba. Se va a necesitar financiamiento, lo aporta Venezuela. Es el desafío. Es lo que siempre le ha dicho Fidel a Estados Unidos y los europeos. Porque van a decir que los cubanos “están subvirtiendo el orden, trayendo el comunismo, etcétera”. ¿Por qué no dicen eso de Haití? Que prácticamente depende de los médicos y enfermeras cubanos.
–Es la segunda vez que menciona Haití. Argentina, Brasil, Uruguay y Chile forman parte de la fuerza de intervención extranjera. ¿Qué le parece esa misión? ¿Y qué piensa de cómo terminó el gobierno de Aristide?
–Sobre eso no nos hemos pronunciado. Hemos sido discretos. Porque estamos viendo que en Haití lo que está pasando es una verdadera tragedia humana. Lo que necesita Haití es una invasión de recursos, de ayuda material. Nosotros hemos hecho lo que podemos hacer. Con lo que nosotros podíamos invadir Haití era con médicos y enfermeros, y lo estamos haciendo desde antes de Aristide. Imagínense por un momento que se fueran los médicos cubanos. Porque la ONU no va a asumir eso, ¿quién enviaría ayuda? ¿La OMC? ¿Estados Unidos? Los países que han enviado tropas pueden enviar médicos, enfermeros. Cuba lo hace.
–No parece que la situación vaya a resolverse en el corto plazo.
–Sí. Es la impresión que da. Uno no ve una salida clara. Haití fue uno de los primeros países que se independizaron en este continente. Desde su independencia, su deuda externa sigue creciendo: arranca desde la que le impuso Francia después de haberlos esclavizado por siglos. Es un país con una historia muy triste. Y que es merecedor de mucha ayuda. No sólo por solidaridad, también por sentido común, por racionalidad. Pero la comunidad internacional, sobre todo los países desarrollados, pasan a desconocer los temas una vez que desaparecen de los títulos de la CNN. Ya se acabó, se fue Aristide, vino otro, trajo a un chileno para que se ocupara de esto (se refiere al jefe de la Minustah en Haití, Juan Gabriel Valdés), unas tropas latinoamericanas y ya. Hasta la siguiente explosión. El tema del eje del mal y de la desestabilización está en un documento de las Naciones Unidas que en América latina todo el mundo acepta. América latina es la región del mundo con una distribución del ingreso más desigual. Acá hay más riqueza y más pobreza, la brecha es mayor. ¿Y eso puede suceder sin que haya problemas políticos y sociales en los Estados? Por supuesto que no. Además, eso está ocurriendo en una región que junto con eso tiene también una historia, una cultura, muy rica. Empezando por ustedes (la Argentina), de grandes universidades, ha dado grandes figuras en intelectuales, en la ciencia.
–Recién mencionaba a Menem. Ahora el presidente es Kirchner. ¿Qué impresión tiene Cuba de su gobierno?
–Hay cosas positivas. No me quiero meter en asuntos internos. Argentina ha venido de una crisis bien severa, ha sido capaz de salir. Todo indica que la relación de Argentina de cara al FMI y las demás entidades financieras cambió. Es un punto. El otro punto es el de los derechos humanos. Su actitud ante los perdones y olvidos del pasado. En términos de proyección exterior es un gobierno que retoma tradiciones muy argentinas de latinoamericanismo y deja atrás toda la tontería patética del primermundismo y de creerse una gran potencia de Menem (vuelve a reírse). Eso también es importante. Su participación es importante en la integración latinoamericana. En general, yo diría que desde el lado cubano sentimos realmente que la Argentina está mejor.
–Ya se cumplió la mitad del mandato del presidente Kirchner. Dos veces se anunció su inminente viaje a La Habana y dos veces se canceló. La razón que dieron en Buenos Aires era que querían intervenir por la situación de Hilda Molina, la neurocirujana disidente...
–Lamento que no hayas podido ver al canciller. No quiero decir cosas que no tengan ni pies ni cabeza. Y sí sé que Felipe daría la respuesta apropiada. Pero la pregunta decía el gobierno, no la Cancillería. Yo he sido embajador durante mucho tiempo. Tengo alguna experiencia en la cosa diplomática y sé que preparaciones de viajes, a veces pueden tomar mucho tiempo. Hay distintas razones que no son las que se pueden decir en los medios. En todo caso, independientemente de lo que se piense del caso de la doctora Molina, me parece que las relaciones bilaterales, los intereses, son dos categorías de materias diferentes. Uno no deja de comerse una manzana porque es alérgico a la piña. No comas piña y cómete la manzana. Y sí creo que hay un elemento, evidente, de manipulación de terceros porque basta que se diga que va a producirse el viaje (de Kirchner a Cuba) para que empiecen a aparecer cosas. Inmediatamente reaparece Estados Unidos y su peor versión, Miami. Yo vi algunas declaraciones verdaderamente estúpidas en Miami. Cuando Argentina envió algo de ayuda con relación al último huracán, hubo alguien en Miami que dijo que el gobierno argentino en lugar de enviar ayuda a Cuba que se ocupara del caso Hilda Molina. Eran unas frazadas y algo para reparar el techo de las casas destruidas. En fin, uno puede tener diferencias en la relación normal entre dos países o entre dos personas y manejarlas, pero no ubicándolas y convirtiéndolas en otra cosa.
–Para la opinión pública argentina, en relación con el caso de Hilda Molina, ¿por qué el gobierno cubano no quiere que ella salga del país?
–Eso tiene que ver con distintas regulaciones que exactamente no sé decirle en el caso de Hilda si son por su condición de médico... El hijo fue a parar a la Argentina, él también es médico, me parece.
–Sí, está poniendo una clínica.
–Ha ganado cierta notoriedad a causa de esto. Hay que tratar de comprender el tema. A veces no lo entienden desde fuera. Cuba tiene algunas restricciones, algunas regulaciones, en materia migratoria que nosotros hemos establecido pero que tienen que ver con el hecho de que el tema migratorio ha sido empleado desde el primer día como una de las armas favoritas de desestabilización de nuestro país. La migración es algo normal, natural. La gente se desplaza de un lugar a otro buscando nuevos horizontes. Lo hacen dentro de los países, de un país hacia otro. Es un fenómeno del cual nadie está exento. Argentina fue un país de inmigrantes y hoy es un país de emigrantes. Podría haber muchos argentinos en Nueva York.
–¿Qué va a pasar en Cuba cuando Fidel ya no esté?
–Fidel tiene un estado de salud admirable. No es fácil acompañarlo en una jornada de trabajo. Viene de una familia especial, tendiente a la longevidad. Sus padres fueron longevos. Además, nació en el campo, hizo la vida escolar entre las montañas. Y tuvo una vida muy saludable. Pero por supuesto que a todo el mundo nos llamará nuestro día. Desde el punto de vista mental, yo quisiera tener la memoria que tiene Fidel. Pero le voy adar una respuesta objetiva e imparcial: la ausencia de Fidel se sentiría objetivamente, tremendamente. ¿Cómo tú reemplazas, cómo llenas ese vacío? Cada ser humano es irreemplazable, excepto que se llegara a la clonación. Ningún ser humano es reemplazable. Eso no quiere decir que la obra a la cual está vinculado vaya a morir con él. La música de Mozart tiene hoy más vigencia en su época. Jesucristo murió hace dos mil años y el cristianismo ha sido uno de los fenómenos de más perdurabilidad de la historia. Asociar el fin de la revolución cubana con la desaparición de uno de sus fundadores es erróneo. Sí hubiera sido muy grave a comienzos de los ’60, cuando no había tanta unidad en las fuerzas revolucionarias. En aquella época, al principio de la Revolución, si mataban a Fidel Castro podrían pensar en derrotarla, descabezándola. Pero hay una percepción equivocada de que Cuba está gobernada por la población que asaltó al Moncada y que hizo la guerrilla: unos viejitos con largas barbas dirigiendo la Revolución. Y no es así: Fidel es uno de los pocos que están vivos porque era uno de los más jóvenes y longevos. Hoy tenemos a Felipe Pérez Roque, de cuarenta años. Un excelente canciller. Tenemos decenas de cuadros que no teníamos al principio. Ha habido una continuidad, un desarrollo, que permite que puedan asumir un proceso social.
–¿Qué piensa de lo que está sucediendo con el gobierno de Lula?
–Soy un amigo personal de Lula. No tengo la menor duda de que es un hombre honesto, excepcionalmente honrado. Es un hombre de pueblo. Si hay algo que está alejado de la corrupción es Lula. Eso no quiere decir que no haya habido problemas de corrupción. Los hubo, pero el PT sigue siendo la fuerza más sana de la sociedad brasileña. Lo que acabo de decir de Lula, lo puedo decir también de Dirceu, parece que errores hubo, elementos de corrupción que están asociados con la situación. Igualmente, hoy Brasil es una sociedad más democrática. Nunca Brasil ha tenido un presidente, un gobierno, tan preocupado por las cuestiones de la gente, por una política agraria en favor del campesino pobre...
–¿Cómo ve la situación en Argentina, especialmente a su gobierno?
–Pasa algo parecido con Kirchner, porque desde la izquierda se lo acusa de las cosas que no ha hecho. Para nosotros fue más fácil. La revolución cubana triunfa en la cresta de una tiranía totalmente desprestigiada. La forma en que arrancó la revolución cubana y la forma en que actuó Estados Unidos nos colocaron en una situación de ruptura, que nos hizo las cosas más fáciles. Estos compañeros (se refiere a Lula y Kirchner) no podían hacer otra cosa. Lula gana una victoria tremenda pero dentro de un esquema. No llegan al poder verdaderamente. Llegan al gobierno, a administrar un sistema cuyas reglas no fueron escritas por ellos. Yo también respeto las críticas de los otros, porque opinar desde afuera es muy fácil.