Pablo Yankelevich fue primero exiliado y luego historiador. Cuando partió de la Argentina porque su vida estaba en riesgo tenía tres años de Historia cursados en la Universidad de Córdoba. Intentó revalidar en Europa pero no hubo caso, y además no podría estudiar y trabajar al mismo tiempo. “Me dijeron que en México se podían hacer las dos cosas”, cuenta hoy Yankelevich. “Lo segundo fue cierto. Lo primero no: sólo me revalidaron Introducción a los Estudios Históricos. Y tenía 15 aprobadas en Córdoba. Hasta había cursado materias de América prehispánica. Tenía más referencias de los mayas y los aztecas que del México contemporáneo, por mis estudios. Mis referencias tenían que ver con la monumentalidad prehispánica. Y por la revolución mexicana, por Zapata, por Villa.”

Insertado en la vida académica mexicana, ahora planea estudiar las políticas migratorias, porque dice que un país que llegó a albergar a alrededor de 25 mil españoles después de la guerra civil, “siempre tuvo una política migratoria retrictiva”.

Observador de la realidad de México, cuando se lo consulta por los 18 mil muertos de la guerra contra el narco apunta que “la guerra entre y contra los narcos se libra en territorios donde habita población civil, y mandan a combatir a esta guerra a un ejército que no necesariamente está preparado”. Informa Yankelevich que “en México ya hay contadores diarios de bajas de la guerra, y sólo en los primeros 15 días de abril ya iban 330 muertos”. También se pregunta “por qué la matazón y la guerra terminan en Ciudad Juárez, en México, y en El Paso –en territorio de los Estados Unidos– no pasa nada”.