ECONOMíA › SIN ACUERDO, MORENO PRESIONA CON INSPECTORES A LOS FRIGORíFICOS

Toda la carne en el asador

La cadena del negocio de la carne no llega a un acuerdo, como tampoco los funcionarios del Gobierno, sobre el precio de los cortes.

 Por Cledis Candelaresi

Ni por las buenas ni por las malas. A pesar del ímpetu con el que Guillermo Moreno tomó en sus manos la cuestión, el Gobierno todavía no consigue disciplinar el precio de la carne: la media res cotizó ayer unos 30 centavos más cara que el día anterior, salto que hoy sería todavía más pronunciado, llegando a los 50 centavos. Esta escalada sacó de quicio al secretario de Comercio que no consigue reunir a los frigoríficos en torno de su propuesta de vender la media res a 7,86 pesos el kilo, por debajo de los valores actuales. Para atenuar su frustración arremetió con los díscolos de la Cámara de Industria del Comercio y de la Carne (Ciccra), al enviarle un grupo de inspectores.

El titular de esa entidad, Juan Schiariti, aseguró que el asedio de los hombres de Moreno tuvo la forma de cinco visitas a su sede con el propósito de conseguir la nómina de los asociados, bajo la amenaza de sancionarlos por violación a la Ley de Defensa de la Competencia y Lealtad Comercial. Algo difícil en primera instancia, considerando que se trata de una entidad sin fines de lucro, ajena al imperio de esa norma. El propósito de los inspectores fue persuadir a los empresarios para que acepten un nuevo esquema de precios de venta salida de fábrica.

La alternativa morenista es para Schiariti directamente inviable. Esta consistiría en comprometer a todos los frigoríficos a vender la media res a un precio de 7,86 con IVA incluido, cuando ayer ese valor ya estaba entre 8,50 y 8,80 pesos y, según preveían los carniceros, hoy podría llegar cómodamente a los 9,20 pesos. La propuesta oficial parte del supuesto de que el kilo vivo en Liniers cuesta 3,90. Pero los frigoríficos aseguran que a ese valor hay que añadirle “por lo menos” entre 80 centavos y 1 dólar que se paga “en negro”.

Ciccra, que representa mayoritariamente a la industria que abastece el mercado interno, dijo que no. El consorcio ABC, responsable de la mitad de las exportaciones, sería, en cambio, más proclive a cerrar un trato en estos términos. Unica, entidad que nuclea los más chicos, lo está analizando.

La discusión involucra también a comercializadores y al secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, quien ayer recordó que para el Gobierno “la prioridad es abastecer el mercado interno”. Esa afirmación vigoriza la alternativa, también analizada en las reuniones de funcionarios y empresarios, de restringir las exportaciones para aumentar la oferta de animales en el mercado doméstico. Aunque éste es un recurso drástico que le gusta a Moreno tanto como disgusta a Economía, menos proclive a disponer intervenciones tan directas y, en este caso, muy resistida.

Todavía no puede alumbrarse ningún acuerdo producto del consenso, pero los controladores de Comercio se esmeran en imponer un corsé de hecho. No hay veda para vender al exterior, pero algunas autorizaciones se demoran. Liniers está todo el tiempo bajo la lupa oficial y los carniceros que no respetaron los precios “sugeridos” para los cortes populares –hace tiempo muy superados– son multados.

El clima enrarecido también alienta la interna al interior de la cadena de la carne. Aunque considera que la carne está “barata en relación con otros alimentos”, el titular de Ciccra critica a los carniceros de apuntalar los precios con la aplicación de “altos márgenes”. Estos contraatacan a través de Alberto Wiliams: “¿Por qué no hablamos de que los frigoríficos evaden, subfacturando todo el tiempo?”.

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El precio de la carne sigue subiendo cada día que se demora el acuerdo.
Imagen: EFE
 
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