Jueves, 6 de marzo de 2008 | Hoy
EL MUNDO › CóMO NEGOCIABA FRANCIA LA LIBERACIóN DE INGRID BETANCOURT
El gobierno de Nicolas Sarkozy envió emisarios a la selva para contactar a la guerrilla de las FARC y gestionar la liberación de la rehén más famosa. Aquí, la ruta de esos contactos.
Por Eduardo Febbro
desde París
“Los obstáculos se acumulan.” La frase del canciller francés, Bernard Kouchner, describe el estado en que quedó el diálogo con las FARC luego de la muerte de Raúl Reyes. La desaparición de quien era el interlocutor de los países que pugnaban por el acuerdo humanitario y la consiguiente liberación de los rehenes ha dejado un vacío. No era un secreto para nadie que Reyes mantenía contactos regulares con Venezuela, Ecuador y Francia. Hace unos meses, el jefe de la diplomacia francesa había reconocido la presencia de emisarios franceses en la región. En ese contexto y siguiendo un esquema propuesto por Hugo Chávez, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, había declarado que estaba dispuesto a ir hasta la frontera entre Venezuela y Colombia si ello era necesario para sacar de la jungla a Ingrid Betancourt. Según un comunicado de las FARC emitido a principios de semana por la Agencia Bolivariana de Prensa, Raúl Reyes, a través de la mediación de Hugo Chávez, estaba a la espera de una reunión con Sarkozy para buscar la libertad de Betancourt. París no confirmó ni desmintió la información. Ayer, el portavoz del gobierno dio una versión suave de esos contactos. Laurent Wauquiez declaró que “no recientemente aunque sí en el pasado Reyes fue un interlocutor de Francia, de igual manera que lo fueron otros países involucrados en el tema de la liberación de rehenes”.
Wauquiez destacó de paso que “en los últimos días en particular Reyes no había mantenido contactos con Francia”. La misma fuente reiteró ayer que Sarkozy estaba “listo” a viajar a la frontera entre Colombia y Venezuela con el objetivo de liberar a la ex candidata presidencial. En suma, la existencia de emisarios específicos no constituye una sorpresa, tanto más cuanto que algunos tienen nombre y apellido. En el caso de Venezuela es el ministro de Interior Ramón Rodríguez Chacín, en el caso de Ecuador –el mismo lo reconoció– se trata de Gustavo Larrea, ministro de la seguridad Interna y Externa y, en lo que atañe a Francia, el nombre que siempre a circulado es el del ex cónsul francés en Bogotá, Noel Saez, alias 008. Medios de prensa franceses y colombianos adelantaron en varias oportunidades su presencia en las zonas de las FARC, incluso con autorización de Alvaro Uribe. Si los documentos que Bogotá asegura haber encontrado en una de las tres computadoras de Raúl Reyes son verídicos, esos textos evocan varias veces las conversaciones entre las FARC y los emisarios de París. En una de las cartas, Reyes hace referencia a los malos tratos que las FARC le infligen a Ingrid Betancourt. Uno de los rehenes liberados la semana pasada, Eladio Pérez, contó que las FARC se habían ensañado con ella. A este respecto, Reyes escribe: “previendo las quejas del emisario francés, debo informarlo sobre esta situación”. En otro de los documentos presentados por el General Naranjo, jefe de la policía colombiana, un dirigente de las FARC involucrado en las negociaciones, Iván Márquez, escribe: ”Sarkozy le pidió a Chávez que le transmitiera al camarada Manuel si puede recibir a su delegado Noé (acá nos hemos enterado de que este últimos es de la inteligencia francesa”.
Si la cuestión de los emisarios, con o sin computadora de Reyes, no prolonga el enigma de sus constantes desplazamientos entre las capitales y la selva, queda hoy entero el misterio que consiste en saber quién será en adelante el interlocutor de los mediadores y qué perfil tendrá la dirección que asuma los destinos de las FARC. Raúl Reyes el hombre público de las FARC. Fue él quien dirigió las fallidas negociaciones de paz con el Gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002), período en que viajó a Europa y se entrevistó con numerosos dirigentes. Manuel Marulanda aparece hoy como un emblema unificador de las FARC pero carente de peso en las decisiones. La muerte de Reyes deja vacante un segmento por cuyo control pugnan los cinco miembros del Estado Mayor. Entre ellos hay dos personajes de tendencias opuestas: Alfonso Cano, catalogado como líder intelectual de las FARC: Mono Jojoy, jefe del sector más radical y militarista de la insurgencia colombiana. Los observadores europeos constatan que Cano puede encarnar la línea moderada y, en ese sentido, impulsar las futuras negociaciones de paz. Sin embargo, entre él y esas eventuales negociaciones está la propia influencia del Mono Jojoy. A este respecto, según contó el ex presidente Andrés Pastrana, las negociaciones que el mandatario mantuvo con las FARC no llegaron a su fin a raíz de los antagonismos entre Cano y Jojoy. Por lo pronto, si las informaciones provenientes de la selva se confirman, Milton de Jesús Toncel, alias Joaquín Gómez, habría reemplazado a Reyes, de quien era aliado. Joaquín Gómez controla los frentes que se mueven en las provincias de Nariño y Putumayo. Estas regiones son el pulmón de la fabricación de la coca que nutre las finanzas de las FARC. Anoche, Sarkozy volvió a enviar un mensaje a quienes viven en esas junglas con los rehenes como escudo y moneda de negociación: “quiero decirle a las FARC: prosigan con la estrategia de la liberación humanitaria, no cometan lo irreparable. Ingrid está en peligro de muerte”.
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