A esta altura, en la city, pocos dudan de que la intención de Martín Redrado es dar una lección a los especuladores. Con las intervenciones del Banco Central ya perdieron tanto los grandes como los pequeños inversores que apostaron a una escalada en la cotización del dólar. Con una baja de ocho centavos en menos de 15 días, las ventas de divisas por parte de la entidad monetaria dejaron en claro que “enfrentará con intensidad las intenciones de corridas” y que cuenta con el “poder de fuego” necesario para evitarlas. No obstante, la jugada tiene varias lecturas, y una de ellas apunta a colaborar “en silencio” con bajar la expectativa inflacionaria.

Si bien la participación del Central no fue ayer necesaria en la plaza cambiaria, las ventas se sucedieron naturalmente, ya que los operadores entendieron “el mensaje”. A pesar de faltar un jugador decisivo en la cancha –los exportadores cerealeros a causa del lockout del sector–, el dólar se deslizó nuevamente en baja. En bancos y agencias de cambio la divisa estadounidense cerró en un promedio de 3,11 pesos para la compra y 3,14 la venta. Esos valores son los mínimos desde julio último y muy lejos de los 3,22 de mediados de mes.

En la plaza coinciden en que la política del Central es atropellar para que “nadie lo venga a torear”, según afirmó a este diario un funcionario de la entidad. “Si vos comprás, yo te lo voy a bajar, porque no quiero perder reservas más adelante”, es la lógica que mueve por estos días el accionar del BCRA. De acuerdo con un consultor de un importante banco, la jugada oficial es perder poco hoy y no mucho mañana, mientras la espalda financiera de sus reservas se lo permita. En la última quincena se desprendió de casi 2 mil millones de dólares, pero se aseguró un techo bajo, para cuando comiencen a liquidar fuerte los productores cerealeros y oleaginosos.

Bajo este esquema, el castigo podría ser doble: por un lado, a aquellos que compraron dólares a precios “extravagantes” y, por otro, sobre los exportadores que siguen demorando sus liquidaciones. En el mercado se descuenta la presión bajista que ejercerá el ingreso de dólares de los sojeros. Pero la diferencia está en que el punto de partida no es demasiado tentador para que el sector venda sus dólares. Pero no tendrán otra opción cuando se levante el lockout.

En esa pulseada, el ganador sigue siendo el BCRA, aunque el costo no es menor. “Les está forzando la mano a los especuladores que jugaron fuerte con el dólar, pero está resignando muchas reservas sólo para dar un efecto punitivo”, dijo a PáginaI12 el economista Eduardo Curia. Sólo entre el lunes y el martes se entregaron a la plaza 500 millones de dólares y la ola de venta ya había cesado. Sin embargo, Redrado dobló la apuesta. Tan marcada quedó la senda que, ayer, el Central se permitió dejar al mercado solo. “La gente asumió que la tendencia es que siga bajando”, afirmó Carlos Lizer de Puente Hermanos. Entre los compradores, incluso, aparecieron los exportadores que se apuraron a liquidar sus divisas “antes de que caiga más la cotización”. Lizer no considera que sea un castigo, pero no duda de que es una demostración de que “el Central puede frenar cualquier corrida”.

Otro aspecto de esa intervención que el instituto emisor no explicita es que así busca desacelerar las expectativas inflacionarias. El correlato de la fuerte absorción de pesos del mercado es una significativa suba de las tasas de interés. “Tal vez por la vía monetaria se esté dando algún tipo de respuesta a la inflación”, consideró Curia. Explicó que en medio de los vaivenes que dejó el conflicto del campo, el Central estaría haciendo lo que muchos economistas, contrarios al Gobierno, recomiendan: bajar el dólar y subir la tasa de interés. El economista alertó que mientras se continúa con esa estrategia, “la economía sigue perdiendo competitividad”.