“Cada uno tendrá que asumir sus responsabilidades”, apuntó el secretario de Comercio Internacional de la Cancillería, Alfredo Chiaradía, en referencia a la postura de Brasil en las recientes negociaciones de la Ronda de Doha, que terminaron en fracaso. El diplomático aseguró que la posición de la administración brasileña, distanciándose de los países en vías de desarrollo, “no será gratis, tiene un costo dentro del Mercosur, y también afecta al G-20, que se formó para negociar específicamente el comercio agrícola”.

A pesar de los inconvenientes que puede ocasionar esta situación dentro del Mercosur, el funcionario sostuvo que Argentina y Brasil son “socios y vecinos” y que tratarán de tener “posiciones homogéneas” en la medida que “esto no afecte” los intereses argentinos, que “no serán resignados”. Chiaradía criticó el pronunciamiento de Brasil a favor de flexibilizar las posiciones arancelarias en materia industrial y afirmó que la de Uruguay “no debe sorprender” por tener una estructura productiva “mucho más simple”.

El secretario consideró que “sólo se podrán neutralizar los desequilibrios dentro de la OMC si todos los países en vías de desarrollo se ponen de acuerdo”. Así lo explicitó ayer durante una exposición realizada ante los integrantes de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara baja.