ECONOMíA › TODOS LOS DISCURSOS APUNTARON A LA CRISIS FINANCIERA EN ESTADOS UNIDOS

Bush, Lula y Sarko en la ONU

La crisis financiera dominó la agenda en el primer día de la asamblea anual de las Naciones Unidas. Bush se congratuló por las medidas adoptadas por su gobierno para frenar la debacle. Sarkozy y Lula pidieron reformar el organismo.

La crisis financiera estadounidense se instaló en la sede de las Naciones Unidas. En el primer día de debates de la 63 Asamblea General del organismo, en Nueva York, varios líderes coincidieron en el reclamo de medidas multilaterales para evitar que la debacle de los mercados se agudice, frene el desarrollo y aumente la pobreza. “Actuaremos con urgencia para paliar la situación que podría traer consecuencias devastadoras en las economías de los países del resto del mundo”, prometió el presidente estadounidense, George Bush. En tanto, los mandatarios de Brasil y Francia, Luiz Inácio Lula da Silva y Nicolas Sarkozy, insistieron en la necesidad de reformar los organismos internacionales, especialmente el Consejo de Seguridad de la ONU.

El debate en torno del terremoto económico con epicentro en Wall Street se abrió con el inicio de la cumbre. El secretario general de la ONU, el coreano Ban KiMoon, inauguró la sesión con la advertencia de que el mundo enfrenta un desafío de liderazgo para lidiar con la situación financiera, que se suma a una crisis energética y alimentaria. Su panorama coincidió con la preocupación del presidente de la Asamblea, el nicaragüense Miguel D’Escoto. El sacerdote y ex canciller sandinista vaticinó que las consecuencias de la crisis impedirán avanzar hacia los Objetivos del Milenio, consistentes en reducir a la mitad la pobreza para el 2015. “Siempre son los pobres quienes pagan el precio por la codicia descontrolada y la irresponsabilidad de los poderosos”, sostuvo ante más de 120 jefes de Estado.

Como marca la tradición, el presidente de Brasil pronunció el primer discurso. Buena parte de su intervención la dedicó a la necesidad de encontrar una solución multilateral para el colapso financiero. “La naturaleza global de esta crisis implica que las soluciones que adoptemos deben ser también globales, y decididas en legítimos y creíbles foros multilaterales, sin imposiciones”, advirtió. Y propuso repensar el sistema financiero internacional. “Las instituciones económicas hoy en día no tienen la autoridad ni los instrumentos que necesitan para evitar la anarquía de la especulación. Debemos reconstruirlas sobre bases enteramente nuevas”, sostuvo.

Pero no fue la única reforma que propuso. Ante las 192 delegaciones presentes, Lula reclamó una ampliación en el Consejo de Seguridad de la ONU, en el que busca ocupar un asiento permanente. “Hace 15 años que las Naciones Unidas discuten la reforma del Consejo de Seguridad. La estructura de hoy está fija desde hace seis décadas y no está adaptada a los desafíos del mundo de hoy”, dijo. “Su forma de representación es un obstáculo para el mundo multilateral al que aspiramos”, agregó. El Consejo, principal órgano de decisión del organismo, cuenta actualmente con 15 miembros, de los cuales cinco –China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia– son permanentes y tienen derecho a veto.

Tras defender la legitimidad del gobierno boliviano, el brasileño resaltó, como un ejemplo de multilateralismo, la “rápida y efectiva” actuación de Unasur en la resolución del conflicto en el país andino.

Después de Lula le tocó el turno al anfitrión, George Bush, quien elogió las medidas que viene tomando su gobierno. “Sé que muchos de ustedes están esperando ver cómo maneja el gobierno de Estados Unidos los problemas de nuestro sistema económico”, dijo. “En estas últimas semanas hemos dado pasos audaces a fin de evitar un serio trastorno de la economía”, agregó. También hizo referencia al plan de rescate financiero de 700 mil millones de dólares que en ese momento el Congreso debatía a contrarreloj.

En un discurso de un tono más moderado que el que usó en sus anteriores intervenciones en el mismo escenario, Bush destacó la capacidad de las Naciones Unidas para resolver conflictos. “Se trata de un potencial extraordinario”, se entusiasmó. “Pero la ineficiencia, la corrupción y la abultada burocracia e hipocresía sobre los derechos humanos amenazan ese potencial. Debe hacerse una revisión inmediata del Consejo de Derechos Humanos, que ha protegido rutinariamente a violadores de derechos humanos. Mientras las Naciones Unidas reconstruyen su sede, debe también abrir las puertas a una nueva era de transparencia, responsabilidad y propósitos serios”, remató.

A cuatro meses de abandonar su cargo, en su último discurso ante la asamblea de líderes del mundo, el mandatario reclamó a la comunidad internacional que actúe de forma conjunta en la lucha contra el terrorismo. También elogió las intervenciones de las fuerzas internacionales en Irak y Afganistán –dijo que tuvieron éxito en la estabilización de los dos países– y llamó al Consejo de Seguridad a emitir mayores sanciones contra Irán y Corea del Norte, a los que acusó de querer fabricar armas nucleares.

Al igual que su par brasileño, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, exhortó a los miembros de la Asamblea a reformar los organismos internacionales. Como argumento, el líder francés sostuvo que el mundo del siglo XXI no puede ser gobernado con las mismas instituciones que en el siglo XX. “A todos los que dudan les digo que ampliar el Consejo de Seguridad y el G8 no es sólo una cuestión de equidad, es también necesario para poder actuar eficazmente.” Sarkozy propuso sumar seis países al grupo de los más poderosos. “No podemos esperar más para ampliar el Consejo de Seguridad. No podemos esperar más para transformar el G8, el G13 o el G14, para hacer que entren China, India, Sudáfrica, México, Brasil”, apuntó.

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Bush usó su último discurso ante la ONU como presidente de EE.UU. para vender su rescate.
Imagen: EFE
 
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