“La irresponsabilidad de los especuladores convirtió al mundo en un casino gigante. Entonces, ¿por qué debemos ser víctimas de una crisis financiera que fue creada por países ricos, a la vez que nos daban lecciones de cómo debíamos gobernar?”. Con estas palabras, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, criticó a los países industrializados por la debacle del sistema financiero y sus repercusiones en la actividad económica. Durante los primeros diez días de octubre se fugaron del país vecino 3059 millones de dólares. Ayer, el real volvió a devaluarse un 3,4 por ciento y cerró 2,16 por dólar mientras que la Bolsa de San Pablo cayó un 11,4 por ciento, acumulando un descenso anual del 22 por ciento.

Lula da Silva estuvo reunido ayer con su par sudafricano Kgalema Motlanthe y el primer ministro hindú Manmohan Singh, en el marco de una cumbre India-Brasil-Sudáfrica. Luego del encuentro, los tres gobernantes emitieron un comunicado subrayando “la necesidad de una nueva iniciativa para introducir reformas estructurales en el sistema financiero internacional”, en coincidencia con lo expresado por el G-20 durante la reunión anual del FMI. “Es increíble que Estados Unidos y Europa hayan necesitado un año para comprender el alcance de la crisis”, señaló Da Silva.

Durante los primeros diez días de octubre, la fuga de capitales en Brasil –ya sea por remesas o retiro de aplicaciones en las Bolsas– fue superior a los 3000 millones de dólares. Acorde con los datos del Banco Central brasileño, el día más complicado fue el pasado miércoles, cuando salieron del país 1154 millones de dólares. En esa jornada, y por primera vez en cinco años, la entidad que conduce Henrique Meirelles volvió a vender dólares directamente al mercado. A su vez, informó que las operaciones de balanza comercial representaron el ingreso de 1970 millones de dólares en el mismo período de octubre. Con ello, el saldo del flujo cambiario arrojó valores negativos en 1089 millones de dólares.

Por otro lado, el real cerró ayer en 2,16, lo que representó una devaluación del 3,4 en comparación con la jornada anterior. Durante los primeros quince días del mes, la pérdida de valor fue del 25,7 por ciento mientras que la acumulada en el año alcanzó el 42,3 por ciento. El Banco Central de Brasil ofreció a las entidades financieras locales un total de 1000 millones de dólares de sus reservas en una subasta con compromiso de recompra en 90 días, aunque diferentes operadores coincidieron en estimar que fueron negociados solamente unos 600 millones de dólares.

Al igual que todas las Bolsas del mundo, el Bovespa cayó casi un 12 por ciento y tuvo que interrumpir sus operaciones al promediar la jornada por tener caídas superiores al 15 por ciento. Fue la quinta interrupción desde el estallido de la crisis. Las acciones de Petrobras sufrieron una baja de 12,1 por ciento. Los bajos rendimientos de ayer en la Bolsa paulista se debieron a los datos económicos sobre ventas al por menor en el mercado estadounidense, que cayeron 1,2 por ciento en septiembre. Con estos resultados, el bovespa acumula una pérdida del 42,3 por ciento en lo que va del año.