“Se siente que la maroma viene y nos va a afectar fuerte.” La confesión de Carlos Tramutola, ex directivo de Techint, líder de Start Consulting y presidente del Coloquio 44 de Idea, es una síntesis elocuente del sentir patronal por estas horas. Los desvelos sobre la inflación y la dificultosa relación con el Gobierno fueron desplazados por la desaceleración económica y la necesidad de bajar costos. Muchos de los ejecutivos convocados a este cónclave anual son los responsables de diseñar en sus firmas planes de ajuste que van desde la suspensión de personal hasta la organización de una fiesta de fin de año más austera.

El cambio de humor empresario ya había comenzado a notarse en julio pasado en la encuesta de expectativas que periódicamente hace D’Alessio Irol para el Instituto del Desarrollo Empresarial de la Argentina. A mitad de año, sólo el 25 por ciento de los responsables de empresa consideraban que les iría “mejor” en el semestre en curso, contra un 45 por ciento de optimistas declarados en el año anterior. Ese derrape en las expectativas puede ser mucho más dramático mañana, cuando se difunda aquí el último relevamiento, que se está procesando por estas horas.

También en los meses fríos, los ejecutivos de más de doscientas cincuenta empresas del país identificaban como puntos negros en el horizonte la “inflación” y los “conflictos sectoriales”, algo que no figuraba en el universo de preocupaciones empresarias hasta que estalló la puja con el campo por las retenciones móviles, pleito que en el invierno estaba en su clímax. Hoy, sin embargo, estas cuestiones parecen casi nimiedades frente al parate generalizado de la economía global y local que avizoran.

Con el pudor que les da hablar de planes restrictivos en su compañía y la cautela para formular pronósticos agoreros que puedan inspirar una airada reacción del Gobierno, los hombres de empresas prefieren eludir el on the record para referirse a esas cuestiones. Pero muchos de los que oblaron 6500 pesos per cápita para asistir a la reunión anual, en la que el empresariado intenta imponer agenda debatiendo públicamente temas de su interés, están con la incómoda responsabilidad de tomar medidas para “bajar el stock”, acomodándose a la nueva situación de consumo en baja.

A más de uno le eriza la piel Brasil. El principal socio del Mercosur está suspendiendo compras y los productores de maquinarias agrícolas y alimentos procesados empezaron a rehacer cuentas. El problema, dicen, es hacia dónde reorientar esa producción que los brasileños ya no quieren cuando el mercado local también se está debilitando.

Según admiten empresas ligadas a la organización del evento, las nuevas estrategias restrictivas incluirán, ineludiblemente, achiques en el rubro personal. Por ahora, recortes de horas extras y adelantamiento de vacaciones, sin purgas masivas, salvo algunos casos puntuales. Pero nadie se atreve a descartar esas razzias en un futuro próximo.

De lo que sí se jactan los directivos de Idea es de haber previsto un temario muy ligado a la coyuntura hacia fin del verano, cuando la magnitud de la crisis internacional sólo podía ser pronosticada por expertos. El viernes promete ser el día fuerte del temario. Para entonces, el ex presidente del Banco Central Mario Blejer expondrá sobre el financiamiento internacional, es decir, sobre la crisis bancaria y bursátil que sacude al mundo. Por la tarde habrá un panel de economistas para hablar de la situación argentina, mesa en la que se supone ineludible analizar la estatización del sistema previsional.

“Estatizar una empresa es una cosa. Pero otra es una medida que coarta la libertad de elegir y compromete el futuro del mercado de capitales”, se animaba ayer un empresario, declarando la antipatía que ocasiona en este ámbito la decisión de eliminar el régimen de capitalización. Lo sienten como un golpe directo los banqueros, amén de las propias AFJP, o aquellas empresas que tenían expectativas de financiarse capturando parte de esos fondos a través de algún bono. Pero finalmente conmueve a todos, ya que las medidas osadas del Gobierno siempre generan inquietud en esta tribuna.

La visita de Cristina Fernández sigue siendo un anhelo. “No puede volver a tiempo de El Salvador”, aclaran, minimizando la falta. Pero el ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco, y el jefe de Gabinete, Sergio Massa, subsanarían esa falta, arrimándose al coloquio empresario que el ex presidente chileno Ricardo Lagos inauguró anoche (ver página 8).