Las economías más industrializadas del mundo entrarán en recesión el año próximo. Así lo advierte el Fondo Monetario en la actualización de su informe Panorama Económico Mundial que difundió ayer en Washington. El organismo estima que los países desarrollados sufrirán una recesión de 0,3 por ciento en 2009, que arrastrará a la baja el crecimiento global a niveles de apenas 2,2 por ciento. Se trataría de la primera recesión de posguerra, desde 1945. En la región, las consecuencias de la crisis serán más leves y recién el próximo año.

La entidad que conduce Dominique Strauss-Kahn redujo sus previsiones para este año y para el próximo en todos los países y regiones del planeta. El estudio del Fondo asegura que “se trata de la primera contracción anual desde la posguerra, aunque la caída es comparable en magnitud a la que ocurrió en 1975 y 1982”. De acuerdo con el texto, las economías de las naciones más avanzadas no empezarán a recuperarse hasta finales de 2009.

El Fondo, que suele centrar sus recomendaciones económicas en recetas de ajuste fiscal, ahora se manifiesta preocupado en que la falta de recursos impida llevar adelante políticas sociales. “Un crecimiento mundial por debajo del 3 por ciento implica recursos insuficientes para poder luchar contra la pobreza”, según cálculos del FMI. El detalle del pronóstico advierte una caída de 0,7 por ciento el año que viene en los Estados Unidos y de 0,5 en Europa.

América latina, al igual que otras regiones en desarrollo, sufrirá las consecuencias de la crisis el año que viene. Tras un crecimiento de 4,5 por ciento este año (el FMI casi no modificó este cálculo), estima que para 2009 será de 2,5 por ciento. La economía mexicana será la más afectada, con un crecimiento de 1,9 y 0,9 por ciento, respectivamente. En Brasil, la economía seguirá robusta, con un 5,2 y 3,0 por ciento.

La revisión de expectativas “varía considerablemente dependiendo de las regiones”, añade el estudio. Según el Fondo, entre los países “más afectados están los exportadores de materias primas”. Y en ese grupo se encuentra la Argentina. Como dato positivo, la “combinación de la estabilidad de los precios de las materias primas y la debilidad económica ayudará a contener las presiones inflacionarias”, afirma.

En el frente financiero, el panorama reconoce que los mercados entraron en “un círculo vicioso de caída de las acciones y liquidaciones de inversiones”. En tan sólo un mes desde sus últimas previsiones de crecimiento mundial, el FMI constató una caída de 25 por ciento de los principales índices bursátiles, mientras que el crédito se contrajo hasta niveles alarmantes. Finalmente, y con el último atisbo de humildad, el Fondo reconoce que en definitiva las perspectivas económicas globales “son excepcionalmente inciertas”.