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Nuevamente repuntó el crudo en los mercados internacionales. Y otra vez, por razones totalmente ajenas a cuestiones relativas a la oferta y demanda de hidrocarburos. El aumento del 9,2 por ciento en las cotizaciones del barril en Texas fue atribuido a un supuesto “shock de confianza” generado por el plan de apoyo del sector público al Citigroup.

En la plaza local, las repercusiones del alza del precio internacional se reflejaron en la opinión vertida por el presidente de Shell Argentina, una de las principales firmas refinadoras, pero en base a crudo comprado a terceros (en el país o importado). Juan José Aranguren pidió al Gobierno que derogue las retenciones a la exportación de derivados “para evitar nuevos aumentos de precios de los combustibles en el mercado interno”.

El petróleo crudo de Texas finalizó ayer a 54,50 dólares por barril en Nueva York, 4,07 dólares por encima de su cierre del viernes. Los precios de los combustibles también mostraron una fuerte tendencia al alza. Los contratos de gasolina para entrega en diciembre se encarecieron casi 8 centavos (7,5 por ciento), finalizando a 1,142 dólares el galón. El gasoil de calefacción concluyó la sesión a 1,784 dólares, unos 9 centavos más caro el galón que el viernes (5,3 por ciento). Los contratos de gas natural para entrega en diciembre finalizaron a 6,88 dólares cada mil pies cúbicos, 40 centavos más que en la sesión anterior (6,2 por ciento).

La recuperación del crudo sucedió luego de tres sesiones consecutivas a la baja, prácticamente equiparando el precio previo. Además de las ganancias en Wall Street, que suele suscitar mayor confianza y animar por consiguiente al mercado petrolero, el debilitamiento del dólar favoreció la suba del crudo, que cotiza en esa moneda.

En el marco de un escenario muy volátil, Aranguren, titular de Shell Argentina, consideró necesario adoptar medidas “para contrarrestar las expectativas de los productores de crudo de recibir un precio más alto en el mercado local”. Señaló que ello, sumado a un tipo de cambio más alto, lleva a que “el refinador deba pagar más pesos por el crudo, y ese costo extra irá a precios”.

Aranguren pidió la derogación de la resolución 394/07 del Ministerio de Economía, que modificó los derechos de exportación aplicados a un conjunto de hidrocarburos, fijando nuevos valores de corte y de referencia para su cálculo. Las retenciones a los hidrocarburos pasaron en noviembre del año pasado a un mínimo del 45 por ciento (y del 100 por ciento sobre el valor adicional a 60 dólares), mientras que el régimen anterior establecía retenciones móviles entre el 20 y 45 por ciento. Las naftas pagaban, antes de la resolución, 5 por ciento de retenciones, pero a partir de dicha norma se equiparó su tratamiento al de los hidrocarburos.

Según interpretó Aranguren, esos niveles de gravámenes se justificaban por una disparada de precios que, en meses posteriores, llevó el precio del barril por encima de los 145 dólares. El directivo consideró que a los niveles actuales, de 50 dólares, es posible que “estemos asistiendo a una sobrerreacción del mercado tras la burbuja especulativa del último año” y que “se tenderá a buscar un nuevo precio de equilibrio, probablemente cercano a estos valores”.