No hay paquete ni recorte que alcance. El acuerdo logrado por el equipo del presidente electo Barack Obama y la mayoría demócrata en el Congreso para lanzar un plan masivo de 825.000 millones de dólares no logró despejar el pesimismo. Ni siquiera la baja en la tasa de interés del Banco Central Europeo permitió sacar a los inversores de la apatía, producto de la sucesión de estudios e informes públicos y privados que coinciden en un futuro incierto para el fin de la recesión. En Filadelfia y en Nueva York las cifras de actividad industrial ratificaron el sombrío pronóstico que la Reserva Federal dio a conocer anteayer. En Europa, los gobiernos de Reino Unido y Francia avanzan en sendos programas de incentivo a la industria automotriz, mientras que el banco central de Italia estima una contracción de su Producto Interno Bruto del orden del 2 por ciento. Las mayores caídas bursátiles se vieron entre papeles bancarios, todos liderados por el derrumbe de las acciones del Citigroup.

El equipo de asesores de Obama, junto con los representantes demócratas, acordaron el trazo grueso del plan de estímulo por 825.000 millones de dólares, adicional a los 700.000 millones que aprobó el Congreso en octubre del año pasado. Con su plan, el presidente electo pretende salvar entre tres y cuatro millones de empleos y estimular la economía estadounidense. Sin embargo, el rescate no evitará que este año se pierdan entre tres y cinco millones de puestos de trabajo, que se sumarán a los dos millones de estos últimos meses. El plan de Obama incluye 275.000 millones de dólares de rebaja de impuestos y 550.000 millones de inversiones en energías limpias, infraestructura y educación. En tanto, el consejero económico del futuro mandatario, Lawrence Summers, informó a los legisladores que se destinarán 100.000 millones de dólares a paliar la crisis del sector inmobiliario.

En la otra orilla del Atlántico, el Banco Central Europeo recortó su tasa de interés a su mínimo histórico de 2 por ciento, mientras el titular de la entidad, Jean-Claude Trichet, dejaba la puerta abierta a una nueva baja en marzo. Es la cuarta reducción consecutiva de la tasa. De esta manera, la diferencia entre el costo del dinero en Estados Unidos y en los 16 países de la zona euro ahora es de dos puntos porcentuales, teniendo en cuenta que la Fed prácticamente dejó en cero la tasa sobre los Feds Funds.

Pero ni el plan de Obama ni el recorte de tasas del BCE permitieron que se recuperaran las bolsas mundiales. En Wall Street hubo un fuerte retroceso en las primeras horas de la sesión, aunque finalmente el Dow Jones cerró levemente en alza, de 0,2 por ciento. Las caídas tempranas en Nueva York fueron consecuencia de la publicación de indicadores económicos negativos.

La cifra semanal de solicitudes de subsidio por desempleo aumentó en 54.000, hasta 524.000, según informó el departamento de Trabajo estadounidense. El promedio de las solicitudes en el mes cayó en 8000, a los 518.000, un 55 por ciento más que en igual lapso del año pasado. La cantidad de personas que al 3 de enero último percibían un subsidio avanzó un 64 por ciento.

Por su parte, la actividad industrial en Filadelfia siguió contrayéndose en enero, pero menos rápidamente que en diciembre. En Nueva York, por su parte, permaneció en neto retroceso en enero, con una pérdida de 22,2 puntos, según la encuesta Empire State publicada por la Reserva Federal de ese estado.

El euro cayó de la marca de 1,31 dólar, luego de anunciarse el recorte del BCE, y cerró en 1,30 dólar. En Francfurt, los valores más castigados fueron los bancarios. Commerzbank perdió un 11,9 por ciento; Deutsche Bank, 6,3 por ciento, y Postbank, 18,4 por ciento. Todas entidades que debieron ser auxiliadas. En esa línea, el gobierno de Irlanda anunció ayer la nacionalización del Anglo Irish Bank. También sufrieron pérdidas abultadas la aseguradora Allianz, 4,8 por ciento; Daimler, 4,2 por ciento, e Infineon, 5,7 por ciento. Sin embargo, el desplome más notorio volvió a ser el Citi, que cedió casi el 25 por ciento de su capitalización bursátil en la rueda luego de conocerse las pérdidas en sus resultados trimestrales y anuales.