El ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, anunció anoche la suspensión de las restricciones a las importaciones que habían entrado en vigor el lunes y que causaron críticas de parte de los países socios del Mercosur. “La suspensión de las medidas es para calmar los ruidos y confusiones que surgieron en los últimos días”, dijo el ministro. La exigencia para obtener la licencia previa de importación –una restricción no tarifaria– había sido aplicada por el Ministerio de Desarrollo y Comercio Exterior a comienzos de esta semana, a productos que representan el 60 por ciento de las importaciones brasileñas. Para la Argentina, es una señal de alivio frente al panorama con el que cerró el año 2008, con exportaciones en baja respecto del último mes del año anterior (ver aparte).

El gobierno brasileño dio marcha atrás en la exigencia de licencia previa a la importación, presionado por las críticas de países vecinos y de los empresarios nacionales. Mantega comunicó la decisión, que se tomó después de discutir la polémica norma con el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Miguel Jorge, que la había lanzado. Jorge está de gira por los países del Magreb, por lo que el intercambio de opiniones debió hacerse vía telefónica. De paso, el viaje justificó la ausencia del ministro de Industria al momento de anunciarse la retractación.

Mantega argumentó que la decisión busca “cesar los ruidos y malentendidos” que surgieron en los últimos días, a su criterio, en referencia a las críticas por excesivo proteccionismo que recibió el gobierno dentro y fuera del país. El trámite, según las propias autoridades brasileñas, podía llegar a demorar en hasta 60 días la concesión de licencia y autorización para ingresar la mercadería a plaza.

Aunque todavía no existía una evaluación acabada del impacto que podría tener la medida para los exportadores argentinos, empresarios de rubros tales como automotores, combustibles, plásticos y cereales comenzaron a seguir con atención las características de las nuevas normas. En general, se daba por sentado que los principales rubros no iban a encontrar muchas trabas, ya que se trata de materias primas (granos y combustibles). En cambio, con los rubros industriales (textiles incluido) existía mayor temor. La Argentina destina al mercado brasileño aproximadamente el 20 por ciento de sus ventas externas.

El titular de la cartera de Hacienda brasileño, según la agencia ANSA, dijo que las medidas habían sido tomadas para “monitorear” los detalles de las importaciones con el objetivo de trazar políticas frente a la crisis global. Las restricciones habían sido anunciadas luego de que Brasil registrara en lo que va de enero un déficit en la balanza comercial de 645 millones de dólares, algo que no ocurría en un mes desde el 2000.

Pese a que el gobierno insistió en que la medida era de carácter “técnico” y que no iba a dificultar ni frenar las compras internacionales, asociaciones empresariales brasileñas también censuraron la medida por considerar que dejaría a muchos sectores sin acceso a materias primas importadas para su propia producción. La lista de productos que requerían la licencia previa de importación incluía productos como cereales y derivados, malta, almidón, féculas y gluten de trigo y arroz, plásticos, caucho, hierro fundido, acero, cobre, aluminio, reactores nucleares, calderas, máquinas, aparatos e instrumentos mecánicos. También afectaba las compras externas de aparatos y materiales eléctricos, de grabación y sonido, vehículos y materiales para vías férreas, automóviles, tractores y repuestos, así como instrumentos de óptica, fotografía, cine, médico-quirúrgicos, combustibles minerales, textiles, algodón, fibras de papel, vestuario y calzados, muebles, juguetes y artículos deportivos, entre otros.