Martes, 3 de febrero de 2009 | Hoy
ECONOMíA › SEGúN EL INDEC, EL SALARIO DE LOS INFORMALES SUBIó 37,5 POR CIENTO EN 2008
La suba promedio del salario fue de 22,4 por ciento el año pasado, pero el organismo de estadísticas informó que los trabajadores no registrados obtuvieron una mejora en su ingreso que duplicó la de los empleados formales.
Los salarios aumentaron uno por ciento en diciembre, acumulando una suba de 22,4 por ciento en 2008, según informó ayer el Indec. Llamativamente, los trabajadores informales tuvieron un incremento de 1,2 por ciento en el mes y cerraron el año liderando el ranking, con una mejora de 37,5 por ciento. Detrás se ubicaron los estatales con una suba de 1,3 y 21,8 por ciento, respectivamente. Mientras que los empleados del sector privado registrados consiguieron un 0,8 por ciento en diciembre, llegando a 18,5 por ciento en la comparación interanual. Los datos muestran una mejora del salario real en relación con la inflación oficial que registró el Indec el año pasado (7,2 por ciento), pero el margen disminuye, o directamente desaparece, cuando se compara con la evolución de precios relevada por las consultoras privadas durante el mismo período (entre 20 y 25 por ciento).
La situación es distinta cuando se compara la evolución de precios y salarios desde la devaluación de enero de 2002. Los trabajadores registrados del sector privado acumulan una suba salarial de 221,7 por ciento. Mientras que los informales y los estatales lograron una mejora en su ingreso de 170,6 y 126,5 por ciento, respectivamente. En todos los casos, superaron la inflación relevada por el Indec, que acumula cerca de 115 por ciento desde entonces.
El período posdevaluación muestra dos etapas diferenciadas al analizar la evolución de los precios respecto de la inflación. En 2002, el conjunto de los trabajadores sufrió una reducción significativa de su salario real, debido a la fuerte suba del costo de vida. En el caso de los trabajadores registrados del sector privado, los aumentos no alcanzaron a compensar la suba de precios. El ingreso de los estatales permaneció congelado, perdiendo aún más que los registrados, mientras que los informales se llevaron la peor parte, pues el alto porcentaje de desocupación los obligó a aceptar una reducción de su salario nominal con tal de conservar su empleo.
El segundo período comenzó a fines de 2003 y estuvo caracterizado por la recuperación económica, la baja de la desocupación y una mejora generalizada del salario real. Los primeros en notarla fueron los empleados registrados. Unos pocos meses más tarde se extendió a los informales, ya que cuando el piso salarial de los empleados en blanco sube termina beneficiando indirectamente a los que se encuentran en negro. En último lugar se ubicaron los estatales, quienes recién lograron los primeros aumentos de sueldo en 2005.
En 2006, todos los salarios le ganaron a la inflación, pero el ranking estuvo liderado por los informales, seguidos por los registrados y los estatales, en ese orden. La revancha del empleo público llegó en 2007, dejando en segundo lugar a los trabajadores en negro y últimos a los registrados en un contexto de mejora generalizada de los ingresos.
Ahora, los informales volvieron a ser los que lograron la mejora más significativa, pero la amplia diferencia respecto del empleo privado registrado lleva a desconfiar del dato, pues según el Indec la suba salarial de los primeros duplicó a la de los segundos, cuando en realidad el trabajador en blanco suele resistir mejor los efectos de las crisis.
El dato de la suba del salario real también es relativizado por los especialistas desde que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, tomó a su cargo el control del Indec en diciembre de 2006, aunque en los papeles el organismo depende de la Secretaría de Política Económica que conduce Martín Abeles, quien será el encargado de dar explicaciones en el futuro por los cambios que introdujo en la metodología de medición su par de Comercio Interior. Para las consultoras privadas en los últimos dos años la inflación acumuló una suba de entre 50 y 60 por ciento, mientras que para el Indec trepó apenas 15 por ciento. Si se toma en cuenta el dato de los privados, la mejora del salario real fue mínima o ni siquiera existió, mientras que si se comparan los sueldos con la inflación oficial la recuperación del poder adquisitivo termina siendo mucho más amplia.
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