Sábado, 29 de mayo de 2010 | Hoy
ECONOMíA › HUGO YASKY DESMINTIó QUE GENEREN INFLACIóN
Por Cledis Candelaresi
Las subas salariales “no justifican” los aumentos de precios y las discusiones paritarias deberían “incluir la rentabilidad de las empresas”. Con esas dos ideas provocadoras, Hugo Yasky, titular de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), respondió ayer a los comentarios que había hecho Héctor Méndez el día anterior sobre la dinámica de esas discusiones. El presidente de la UIA advirtió sobre el problema de los sindicatos que reclaman mejoras salariales anticipando la inflación y los empresarios que ajustan precios “preventivamente”. Carlos Wagner, titular de la Cámara Argentina de la Construcción, alimenta la polémica con un añadido: “No hay alternativa: todos los aumentos salariales por encima del 10 por ciento anual van a precios”, sentenció ante Página/12.
Después de la reacción que tuvo hace casi cinco años el entonces presidente Néstor Kirchner, cuando Enrique Pescarmona y Alfredo Coto cuestionaron el efecto supuestamente inflacionario que tienen los aumentos salariales, los empresarios evitan plantear esa idea de modo expreso, delegando la tarea en economistas afines a ese pensamiento.
Méndez es casi un ejemplo reciente de este recato, ya que el jueves prefirió repartir culpas por la suba de precios entre los gremios y sus propios colegas, que a su juicio “se cubren” del impacto que tendrán las mejoras sobre su economía con remarcaciones. A esa puja se refirió como una “psicosis” que “genera expectativas inflacionarias”.
Yasky centró su respuesta en la recriminación que hizo el titular de la UIA a los gremios. “Lo malo es crear esta suerte de psicosis según la cual, desde el punto de vista empresario, la inflación tiene una sola explicación, que es el alza de los salarios”, dijo el titular de la CTA, reeditando una polémica recurrente. El gremialista fue un poco más allá y reiteró que un criterio de la Central para análisis de las recomposiciones salariales debe ser el de la rentabilidad de los empleadores.
“Entonces también hay que incluir la productividad”, retruca Wagner, instalando en el escenario otro de los históricos ejes de esa pugna entre trabajadores y empleadores. Una de las ideas fuerza de la tribuna empresaria ha sido que los aumentos de sueldos no pueden responder a otro parámetro que aquél, lo que descarta ajustar en base a la inflación. Si los trabajadores de una actividad o empresa no son más productivos, no tienen derecho a incremento alguno. Pero hoy no hay discusión que no tenga como norte preservar los sueldos de la erosión que les produce la suba de precios. La reciente paritaria de la alimentación, que cerró con una mejora de 35 por ciento para el año, irritó los nervios a más de un empresario, en particular a los que aún no cerraron su convenio.
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