El ministro de Economía, Amado Boudou, fue uno de los pocos funcionarios que dedicaron buena parte de la jornada de ayer a ocuparse de las cuestiones específicas de su cartera. Estuvo en el Palacio de Hacienda desde temprano y recién pasadas las dos de la tarde cruzó a la Casa Rosada para sumarse a la despedida de Néstor Kirchner. Su principal actividad en ese tiempo fue tomar contacto con empresarios y presidentes de cámaras patronales para transmitirles que el escenario económico es “absolutamente estable”, que el año cerrará con un superávit fiscal primario de 2,4 puntos del PIB, que habrá un superávit comercial de 12.500 millones de dólares, que se alcanzó un nuevo record de reservas en el Banco Central –51.902 millones de dólares– y que el riesgo país bajó a su piso en 31 meses, a 522 puntos, según reprodujeron a Página/12 fuentes oficiales y empresarias.

En ese marco, el titular de la CGT, Hugo Moyano, el presidente de la UIA, Héctor Méndez, y el número dos de esa entidad, José De Mendiguren, se juntaron luego del velatorio del ex presidente y pactaron bajar el nivel de conflictividad entre ellos de las últimas semanas, más allá de que cada uno mantenga su posición sobre el proyecto de ley de reparto de ganancias empresarias con los trabajadores. “Tenemos que enviar señales de tranquilidad. Es importante dejar en claro que no hay ninguna turbulencia en el terreno económico”, destacó Méndez a este diario, quien también confirmó su contacto telefónico con Boudou.

De acuerdo con la versión empresaria, la reunión con Moyano surgió de manera espontánea al cruzarse en la Casa de Gobierno. Fueron a tomar un café a un lugar cercano y allí hablaron de la necesidad de llevar a la ciudadanía un mensaje de calma. Además, el sindicalista y los dirigentes fabriles asumieron el compromiso de retomar los talleres técnicos entre la CGT y la UIA que se venían realizando hasta que el diputado Héctor Recalde presentó el proyecto de ley de distribución de ganancias. Desde la central sindical confirmaron el encuentro, dijeron que fue “cordial” y que quedaron en seguir dialogando.

Otro empresario que sumó un mensaje de apoyo fue el presidente del Banco Macro y titular de la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino, Jorge Brito. “Es momento de ayudar a la Presidenta para simplificarle la vida”, declaró. A Boudou se le asignó la tarea de cortar de cuajo cualquier especulación que pudiera afectar la situación financiera o cambiaria. Fue más que nada una acción de reaseguro, en un contexto macroeconómico que no da espacio para ese tipo de acciones. El ministro se comunicó con representantes del G-6 y de inversores de la city para completar su monitoreo.

Por otra parte, el titular de Economía reunió a su equipo e hizo un repaso pormenorizado de los temas en carpeta de su viceministro, Roberto Feletti; del secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, y del secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino. Con este último siguió la marcha de los mercados. Las acciones finalizaron con una suba de 1,2 por ciento en el índice Merval, mientras que el salto de los títulos públicos fue muy superior, con alzas de hasta 11,6 por ciento. El dólar cerró sin cambios a 3,98 pesos. En cuanto al aumento especulativo de anteayer de papeles argentinos que cotizan en Wall Street, la maniobra se diluyó rápidamente. En el listado de las 30 empresas que más subieron no figuró ninguna argentina. En cambio, en el listado opuesto, de las mayores caídas, Edenor apareció con una baja de 9 por ciento, luego de la fuerte suba del día anterior.