ECONOMíA › EL PARO CEREALERO SOLO SE NOTO POR LA INACTIVIDAD EN LA BOLSA
El campo cosecha, pero no cotiza
La protesta de los exportadores de granos se sintió en la cadena comercial, por la falta de valores. El dólar, inalterable.
El inicio del paro agropecuario tuvo más relevancia por su efecto mediático que por su impacto económico: el dólar apenas se movió, a 3,24 pesos, a pesar de la menor liquidación de divisas por parte de los exportadores, mientras que en los puertos se embarcó la mercadería que quedaba en stock desde la semana pasada y hubo un ingreso normal de cabezas de ganado en el Mercado de Hacienda de Liniers. En los campos, los productores trabajaron al mismo ritmo que todos los días. La medida de fuerza, que se extenderá toda esta semana, dejó prácticamente inactivas a las Bolsas de Cereales, lo que puso freno a la cadena de comercialización, ya que no hubo precios de referencia.
En varias entidades agropecuarias y en algunas empresas exportadoras advirtieron que la situación podría empeorar con el correr de las jornadas. Ayer, los camiones con cargas adquiridas en los días anteriores a la huelga llegaron sin inconvenientes a los puertos y la mercadería pudo ser embarcada. Pero esto cambiaría a partir del próximo jueves, señalaron en las entidades. Sin ventas al exterior también menguaría dramáticamente la oferta de dólares, lo que presionaría sobre el tipo de cambio. “El paro es una demostración de unidad agroindustrial y constituye un fuerte llamado de atención para los actuales y los futuros gobernantes”, señaló el vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Biolcati, al trazar un balance de la primera jornada de protesta. Consultado por Página/12, Mario Llambías, de Confederaciones Rurales Argentinas, advirtió que la posición del campo se endurecería todavía más en caso de que el Gobierno no ofrezca soluciones a sus reclamos.
En este sentido, la principal demanda proviene de los exportadores: quieren que el Gobierno les devuelva 600 millones de dólares por el IVA y el ya perimido factor de convergencia. Los otros reclamos son compartidos por los dueños de los campos, como la rebaja del IVA compra y la posibilidad de ajustar por inflación sus balances, de manera de amortiguar el impacto del impuesto a las Ganancias. Además, machacan sobre el pedido clásico de una rebaja en las retenciones a la exportación.
Desde el Gobierno, Alfredo Atanasof ratificó la estrategia oficial. Aseguró que el campo “está pasando por un buen momento”, lo que limita las chances de que se avalen cambios al menos en el corto plazo. “Cuando las cosas mejoren, seguramente disminuirá la presión impositiva”, añadió el jefe de Gabinete, buscando un tono conciliador con los ruralistas, verdaderos ganadores tras la salida de la convertibilidad.
Producto de la menor oferta de dólares –los exportadores liquidaron apenas 8 millones, la tercera parte que un día normal–, el tipo de cambio subió ayer dos centavos. Y los empresarios estimaron que a lo largo de la semana ingresarán 230 millones de dólares menos que lo habitual, dando lugar a una presión sobre la paridad.
A pesar de la medida de fuerza se espera que no haya desabastecimiento en el mercado interno. “El campo seguirá cosechando, acumulando en los silos”, prometió Eduardo Buzzi, titular de la Federación Agraria. En el mismo sentido se pronunció Mario Raiteri, de Coninagro. El representante de las cooperativas fue el único dirigente que criticó el lock out. “Apoyo los reclamos del sector, pero considero que ahora cambió el panorama. Y apuesto por continuar con el diálogo”, dijo a Página/12.