ECONOMíA › LA JEFA DEL ORGANISMO ADVIRTIó QUE PODRíA HABER UNA DéCADA PERDIDA

El FMI se asusta de su obra

En su primera visita a China, la titular del Fondo Monetario lanzó un alerta sobre las consecuencias de la crisis internacional. Dijo que “se corre el riesgo de entrar en una espiral de incertidumbre y colapso de la demanda”. Igual, pidió más ajuste.

 Por Tomás Lukin

Cuatro años después de anticipar en reiteradas oportunidades el final de la crisis, el Fondo Monetario Internacional advirtió ayer que la recesión se profundizará si los países no dan una respuesta conjunta. “Si no actuamos corremos el riesgo de entrar en una espiral de incertidumbre, inestabilidad financiera y colapso de la demanda. Enfrentamos el riesgo de una década perdida de bajo crecimiento y alto desempleo”, sorprendió Christine Lagarde, directora del organismo multilateral, durante su primera visita oficial a China. A pesar del novedoso diagnóstico, similar al que ofrecen la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su par brasileña Dilma Rousseff en los foros internacionales, los instrumentos que propone el FMI son los mismos: la reducción de los déficits fiscales a través de programas de ajuste.

“Necesitamos políticas para recuperar la confianza e impulsar el crecimiento”, consideró la abogada francesa, quien rápidamente precisó que “se debe asegurar el apropiado balance en las políticas fiscales y monetarias. Eso significa avanzar con las reformas estructurales que impulsen la competitividad y el empleo”. El zigzag discursivo del Fondo se esclarece con la coherencia ideológica del organismo a la hora de diseñar políticas económicas. El instrumental de “reformas estructurales” de la directora del FMI, que va desde las privatizaciones hasta la flexibilización laboral, se completa con la necesidad de profundizar el ajuste fiscal. “La combinación de políticas difiere de país a país. Sin embargo, como los déficits son mayores que antes de la crisis, la reducción de esos resultados es el curso de acción adecuado.”

Sobre este último punto vale recordar que fue el mismo economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, quien convalidó el rol expansivo de la política fiscal en los países centrales y algunas economías emergentes.

En febrero de 2009 el Fondo recomendó a los países hacer lo que ya estaban haciendo, gastar más para hacer frente a la caída en la demanda y el incremento en el desempleo. Según explica el Premio Nobel Joseph Stiglitz, esa ampliación del gasto impidió la profundización de la recesión pero, como era de esperar, erosionó el resultado de las cuentas públicas. Con el estallido de la crisis estructural de la zona euro, la política fiscal expansiva desapareció de las recomendaciones del organismo multilateral. En cambio, el ajuste fiscal se convirtió en el comodín para enfrentar tanto las dificultades europeas como un supuesto escenario de recalentamiento en América latina y Asia.

“Necesitamos crecer, pero necesitamos un crecimiento inclusivo”, afirmó Lagarde. La francesa precisó que “como surge de investigaciones recientes del FMI, mayor equidad en la distribución del ingreso es buena para la estabilidad macroeconómica y el crecimiento sustentable”. El descubrimiento de los analistas del FMI es significativo, pero no es novedoso. Según señala el economista del Cenda, Emmanuel Agis, esa relación forma parte del análisis económico básico desde que David Ricardo publicó su fundamental libro Principios de Economía y Tributación a comienzos del siglo XIX.

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“Necesitamos políticas para recuperar la confianza”, sostuvo Christine Lagarde.
Imagen: AFP
 
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