Viernes, 8 de junio de 2012 | Hoy
ECONOMíA › TESTIMONIO DE TRABAJADORES DE YPF LUJAN DE CUYO SOBRE LA GESTION DE REPSOL Y SUS EXPECTATIVAS ACTUALES
Los trabajadores de Mendoza cuentan cómo se ocultaba el combustible para especular. Las posibilidades reales para aumentar la producción. Cómo piensan los viejos profesionales y su relación con la mirada de Galuccio. Una recorrida por la planta.
Por Sebastián Premici
Desde Mendoza
“Nunca entendí por qué la privatizaron. Lo que hicieron con los yacimientos fue terrible, lo percibíamos, pero no lo sabíamos del todo. La empresa tenía muy buenos resultados económicos, se veía en los balances, pero nada quedaba acá.” Omar Stocco es ingeniero químico y jefe de planta de la refinería de YPF ubicada en Luján de Cuyo, Mendoza. Trabaja hace 25 años en la compañía y fue testigo de todo el proceso de privatización. Ahora, con 52 años, pasará a ser el responsable máximo de la seguridad de la refinería, que produce actualmente 13.000 metros cúbicos de combustible. Pero además será testigo del nuevo cambio gerencial y político dentro de la petrolera. “Está todo dado para que se hagan las cosas bien”, agregó. recorrió parte de la refinería y los pozos del yacimiento Vizcacheras, del área Barrancas. Según datos de la gobernación, en un corto plazo la capacidad de refino podría aumentar un 20 por ciento, al igual que la producción de crudo, proyecciones que están en línea con el Plan Estratégico presentado esta semana por el CEO de la compañía, Miguel Galuccio, y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. “YPF debe ser nuevamente la empresa insignia del país, ser lo que fue en algún momento”, empuja sus palabras Omar. Su padre, Silvio, también formó parte de la familia de ypefianos. Ingresó en 1958 y se fue 34 años después, con los retiros voluntarios de la etapa privatizadora. “La verdad, pensaba que la recuperación se iba a hacer antes, en 2005 o 2006”, contó.
La refinería Luján de Cuyo ocupa un predio de siete hectáreas. Toda su producción es distribuida entre catorce provincias. La capacidad total de refino asciende a 16.000 metros cúbicos, es decir entre un 20 y 25 por ciento del total de combustibles refinados en el país. Durante la gestión de Repsol, la empresa solía comunicar que la refinería operaba en un 75 por ciento de su capacidad. Pero una vez que la intervención provincial logró acceder a los números finos, encontró que estaban cerca del 98 por ciento de refino. Es decir que la anterior gestión “guardaba” el combustible refinado.
“Este era el esquema de especulación de la empresa. Buscaban dónde vender mejor ese combustible, sin pensar en las necesidades energéticas de las pequeñas localidades. Debemos revertir esta lógica, con una producción equilibrada”, afirmó el gobernador, Francisco “Paco” Pérez. La empresa enfocaba su producción a las naftas premium. Con un litro de ese combustible, podrían generarse 1,2 litro de nafta súper. Así se empezará a equilibrar la producción, dejando de lado las naftas más caras, al menos hasta que se normalice el abastecimiento en todo el país.
Una refinería es una gran ciudad. Cada unidad de producción, un mundo, con sus ruidos y olores característicos. La unidad donde se produce el gas licuado de petróleo (GLP), la unidad que produce azufre –con su olor característico, algo así como huevo podrido–, la unidad donde se separan las moléculas de carbono para que los materiales que se extraen del fondo de la tierra se hagan más livianos, la unidad de producción de naftas, hidrógeno (que también se vende) y gasoil, entre otras.
“El ruido y los olores son parte de nuestra vida. Es estar en producción, es el día a día de la batalla. Los fierros tienen vida propia. Todo lo que sea industrial me entusiasma. La industria es el eje de crecimiento de un país.” Omar Stocco sabe lo que dice. Y lo que relata no está muy alejado de la visión de Galuccio. Para que una empresa petrolera crezca, sus trabajadores tienen que estar en el terreno o cerca de los “fierros”. “No podemos concentrar 2000 empleados en Puerto Madero y 500 personas en los pozos. Hay que invertir la ecuación”, fue una de las primeras directivas de Galuccio cuando visitó Mendoza, antes de ser nombrado formalmente CEO de la compañía. Actualmente, la refinería emplea 570 personas y en los yacimientos hay otras 500. Los trabajadores indirectos son 2000.
Más crudo
En Mendoza hay 150 millones de metros cúbicos de reservas de crudo convencional, de los cuales YPF representa 90 millones. El total de pozos activos en la provincia (para los recursos convencionales) asciende a 3000. Pero hay otros 900 que están dentro de la categoría
“inactivos”, ya sea porque tienen mayor proporción de agua que crudo o porque están en estudio, abandonados o en proceso de abandono. Sin embargo, podrían ser explotados con tecnología para rejuvenecer pozos. “Si se activan los pozos que hoy están parados, la producción podría aumentar un 20 por ciento”, indicó a este diario el gobernador Paco Pérez.
Ricardo Ponti es jefe de equipo de la contratista Nabors. Tiene a su cargo un campamento donde está funcionando un solo equipo de reparación. “Tranquilamente podría haber dos o tres pozos por locación. En Colombia o Venezuela, hay cinco pozos por campamento. Acá se estaba trabajando a cuentagotas, se gastaba poca plata y se sacaba lo más posible”, contó a este diario Ponti, vinculado con este industria desde hace 20 años. Para esta área, la nueva gestión ya habría encargado siete nuevos equipos de recuperación.
Según lo que adelantó esta semana Galuccio, la empresa aplicará en los próximos años un esquema intensivo de explotación en el área de Vaca Muerta, para cubrir 50 kilómetros cuadrados de excavación simultánea. En Mendoza, esta área representa reservas por 160 millones de metros cúbicos, de los cuales el 80 por ciento está en manos de YPF, según los datos de la gobernación.
–¿Usted prefiere una YPF bajo el control del Estado o una empresa privada? –le preguntó a Rubén Colado, uno de los supervisores del yacimiento visitado por este diario. “Estatal toda la vida”, fue su respuesta instantánea. “Hay más estabilidad, es otra cosa. Tendremos nuestra fuente de trabajo garantizada y la empresa mejorará –siguió–. Con Repsol estaba todo frenado, no invertían, estaba muy tranquilo. Seguramente veremos una mejoría en nuestro trabajo y en la sociedad.”
Stocco tiene cinco hijos. Uno estudia relaciones internacionales, otro recursos humanos, otro está en el secundario y hay un pequeño de 10 años. La mayor de sus hijas estudia ingeniería en recursos renovables. “YPF tiene que crear futuro. Esta recuperación fue, como quien diría, un tiro para el lado de la justicia”, concluyó Omar.
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