“Hace cinco años que nos califican como un país en crisis y que vaticinan que todo está siempre a punto de explotar, pero no explota”, señaló ayer el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, en referencia a las sistemáticas alertas de las agencias de rating sobre la deuda argentina. El funcionario hizo referencia a las calificadoras en la apertura del seminario del Consejo de las Américas, organizado por la Cámara Argentina de Comercio (CAC). Los funcionarios del gobierno nacional aprovecharon el marco que les brindaba el evento, nutrido de empresarios, para animar a que se invierta en el país teniendo en cuenta las variables “objetivas de la economía”. “El que invierte puede estar confiado y seguro de que esta economía sólida y en crecimiento le va a brindar el rédito y las satisfacciones que todo hombre de negocios pretende”, señaló la ministra de Industria, Débora Giorgi. Por su parte, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, remarcó que la Argentina “va a seguir creciendo”, pese al contexto internacional adverso.

El encuentro tuvo un elevado nivel de participación, colmando las sillas dispuestas en el salón central, pero también los pasillos y el lujoso lobby del Hotel Alvear. Sin embargo, hubo caras nuevas entre los empresarios y entre los problemas planteados, también. La principal diferencia respecto de otros Consejos fue el nulo espacio que se le dio a la “visión del mundo” sobre el país. La estrella de la jornada era entonces el enviado del Fondo Monetario, Nicolás Eyzaguirre, quien sistemáticamente se encargaba de manifestar sus críticas a la política económica local. Con Eyzaguirre fuera del FMI y ahora convertido en empresario televisivo, el debate se concentró en las verdaderas oportunidades de inversión en el país, y el plato fuerte en ese sentido lo brindó el director de YPF, Miguel Galuccio (ver página 2).

Lorenzino fue, junto al anfitrión, Carlos de la Vega (titular de la CAC), el encargado de inaugurar la jornada y aprovechó para criticar a las calificadoras y reclamar que se reconozcan las fortalezas en los fundamentos económicos del país. “La crisis nos dejó la necesidad de revisar todos los paradigmas y hasta los propios países desarrollados ya critican los informes de estas calificadoras, para quienes Grecia en el 2009 era Investment Grade (grado de inversión), creando una burbuja que intensificó los efectos de la crisis”, indicó. Las calificadoras mantuvieron elevadas notas para activos que luego entraron en cesación de pagos, algo que también se vivió en el país.

“Es un mecanismo perverso y bien vale el ejemplo de considerar que, para estas calificadoras, la Argentina ofrecía mejores garantías de inversión en 2001 que ahora, y desde hace cinco años nos vienen calificando como un país en crisis con un alto riesgo de no pago”, señaló Lorenzino, quien reiteró que la opinión de estas agencias “no es neutral”.

Pese al descrédito que tienen hoy esas agencias por su incapacidad para prever la última crisis global, sus opiniones son utilizadas por algunos inversores para definir sus planes de negocios. Es por eso que, ante un público de potenciales inversores, Lorenzino insistió en la necesidad de observar “objetivamente los fundamentals (variables principales)” de la economía argentina. “El crecimiento es la primera variable que mira cualquier persona cuando está por realizar una inversión”, y criticó a los “opinólogos” que hablan de clima de negocios.

Giorgi volvió a defender la política de administración del comercio, con el objetivo de defender el mercado interno de la competencia externa desleal. “Nadie quiere una economía cerrada y, si se suman las exportaciones y las importaciones actuales de nuestra economía, vemos que es el doble de abierta que en los ’90, ya que hoy representa 35 puntos del Producto contra 17 de hace unas décadas atrás”, señaló. Sin embargo, aseguró que seguirá “defendiendo el mercado interno en el marco que brinda la Organización Mundial de Comercio (OMC)”, tanto del dumping financiero y social como del “dumping del remate”. “Porque, a veces, en algunos países sobran tantas cosas que algunos productos no tienen precio”, afirmó la ministra.

Abal Medina se sumó a las críticas a los “profetas del desánimo y de los que quieren que a la Argentina le vaya mal”, mientras que dio la bienvenida a los empresarios estadounidenses: “Están muy confiados, porque las decisiones de invertir y confiar en la Argentina van a ser exitosas”. Las palabras del jefe de Gabinete tuvieron lugar la misma semana en que la Casa Rosada volvió a protagonizar un cruce con Washington en la OMC por trabas recíprocas a las importaciones. Washington, y también el gobierno de Japón, reclamó contra las licencias no automáticas de importación. La Argentina se quejó por las barreras que impone Estados Unidos al ingreso de carne y limones argentinos.