El costo de producción y de desarrollo de la marca, junto con la carga impositiva, explica el 60 por ciento del precio de la ropa. El resto de la renta de la cadena de valor es apropiada por el sector inmobiliario (vía alquileres) y los bancos. En el encuentro anual de la Fundación ProTejer, que tuvo lugar ayer, los empresarios pidieron que comience a discutirse la forma de modificar la distribución de esa renta. Coinciden en que las marcas deberían formar cadenas de comercialización propias y obtener mejores condiciones en los acuerdos con los shoppings. En tanto, los economistas resaltaron que la competitividad no se define sólo por el tipo de cambio, sino también a partir de la infraestructura, transporte y el esquema tributario.

Alrededor de mil empresarios participaron ayer de la octava convención anual de ProTejer en La Rural. El evento se destacó, entre otras cosas, por contar con la presencia de economistas “no tradicionales” y por buscar dejar planteado como tema central el debate sobre el precio de la ropa. A la mesa que agrupó a los distintos actores de la cadena faltaron las marcas. “Ausente por razones de fuerza mayor”, decía el cartel que en la silla vacía puso Pedro Bergaglio, titular de la Cámara del Sweater. “Las marcas tienen miedo a la represalia”, dijo.

Según explicó a este diario un empresario de la confección que maneja una marca, pero que prefirió el anonimato, las empresas para posicionarse en el mercado local deben estar en los shoppings. “Lo tomamos como un costo de publicidad”, manifestó. Admitió, de todos modos, que el negocio es bueno tanto para los centros de compra como para las marcas, de ahí la falta de incentivo para modificar el statu quo. Javier Rando, secretario de Industria, explicó que en una reciente reunión en la cartera industrial se trabajó sobre la creación de una marca para segmentos de menores ingresos y la conformación de un nuevo esquema de ventas.

El empresario Luciano Galfione destacó que la llave del alquiler representa un costo muy elevado. “El precio es de 25 meses de alquiler y hay que pagar la llave en cada renovación, que es cada 36 meses. Por otro lado, para un local de unos cien metros cuadrados las expensas son de 20 mil pesos, a lo que se suma la comisión del contrato y el fondo de publicidad, que es un porcentual sobre el alquiler”, explicó. Describió que el 13 por ciento del precio final de la ropa se vincula con el proceso de producción, el 20 con el desarrollo de la marca, el 27 con impuestos y un 40 por ciento representa el costo financiero e inmobiliario comercial. También destacó que la comisión de los bancos por brindar promociones con descuentos con tarjetas se cobran sobre el precio de lista, con lo que el costo financiero aumenta. “La industria recibe 30 pesos de una chomba que se vende a 200”, graficó.

Por su parte, el director ejecutivo de ProTejer, Mariano Kestelboim, resaltó que “las medidas de protección comercial lograron que el sector textil en la Argentina mantuviera el crecimiento, mientras que en el resto de la región se evidenció una merma de la actividad”.

Al panel de economistas asistieron Diego Coatz, de la UIA; Fernando Grasso (Adimra) y Santiago Fraschina (GEENaP). Coatz destacó que “los países que más generan valor son los que más lo defienden a través de medidas de protección, como Estados Unidos, Europa y China. Por suerte, Argentina está entrando en la discusión de la administración del comercio”. Pidió que se eliminen las retenciones a las exportaciones de productos industriales. “En un contexto de caída de la demanda externa, es importante cuidar el mercado interno. Una devaluación, que afecta el poder de compra del salario, sería perjudicial”, señaló Fraschina. En tanto, Grasso remarcó la potencialidad del mercado regional para ganar escala y mejorar la competitividad.