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La presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su par brasileña, Dilma Rousseff, mantendrán un encuentro bilateral en los primeros días de marzo en El Calafate, como continuidad de la extensa reunión entre ambas mandatarias y sus gabinetes que se realizó en diciembre pasado en Brasilia. La entrevista estaba prevista para fines de este mes, pero fuentes diplomáticas informaron ayer del cambio de planes. Antes, a mediados de febrero, tendrá lugar una reunión preparatoria de equipos técnicos binacionales, en Buenos Aires.

Durante el encuentro del 7 de diciembre pasado en el Palacio de la Alvorada de Brasilia, sede presidencial brasileña, Rousseff le había manifestado a Cristina Kirchner su interés de conocer El Calafate, ciudad de residencia de la presidenta argentina. A partir de ese comentario, se decidió que la siguiente reunión bilateral que mantuvieran ambas se llevaría a cabo en esa localidad a la sombra de la cordillera y lindera al glaciar Perito Moreno. El encuentro será el primero desde la creación del MIP (Mecanismo de Integración Productiva), un organismo bilateral fundado con el objetivo de profundizar los lazos económicos e industriales entre los dos socios estratégicos.

Según los planes originales, el encuentro se llevaría a cabo los últimos días de enero, luego de que ambas mandatarias coincidieran en Santiago de Chile. Allí, entre el 26 y el 28 de este mes se llevará a cabo la cumbre de jefes de Estado de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac) y la Unión Europea. Sin embargo, aparentemente por razones de agenda, la diplomacia de ambos países informó de la decisión de posponer la visita a El Calafate hasta marzo.

Respecto de la relación comercial entre ambos países (uno de los temas más fuertes de la agenda bilateral hoy por hoy), el embajador en Brasil, Luis María Kreckler, expresó ayer su satisfacción por el repunte del saldo comercial positivo para la Argentina, de 221 millones de dólares y se mostró confiado en que “esa tendencia se profundizará”, ya que el primer día del año el gobierno de Rousseff incrementó el impuesto a los productos industrializados, que elevará el precio de los automóviles importados, pero exceptuó de la medida a los provenientes de la Argentina. “Tendemos a un comercio bilateral más equilibrado, con más comercio por ambos lados y con productos de mayor valor agregado”, aseguró.