Domingo, 31 de marzo de 2013 | Hoy
ECONOMíA › CONGELAMIENTO POR 60 DIAS Y PRIMEROS PASOS DE LA SUPER CARD
Los acuerdos con los supermercados y la disputa por las comisiones con los bancos son parte de la nueva dinámica en materia de precios. Cómo será el congelamiento en su segundo bimestre.
Por Raúl Dellatorre
La nueva política de precios del Gobierno, no anunciada pero puesta en vigencia “de hecho” con un congelamiento por 60 días y la discusión abierta sobre las comisiones que cobran los bancos por el financiamiento de las compras en supermercados, logró pasar exitosamente su primera prueba. Con el vencimiento en el día de hoy de una primera etapa, las autoridades de la Secretaría de Comercio pueden exhibir no sólo cierta “impasse” en los reacomodamientos permanentes de precios de productos de consumo masivo, sino además la buena predisposición de los comercios a seguir con el compromiso por 60 días más y participar en otros instrumentos propuestos. Entre ellos, la Súper Card, controvertida para sus detractores, pero de gran utilidad ya antes de lanzarse según sus promotores. “Opera como un ordenador de la actividad comercial”, aseguran. Lo novedoso es ver por qué lo dicen.
Se cumplieron dos meses del congelamiento de precios acordado con los supermercados y mayoristas, y mañana, 1° de abril, comienza a correr otro congelamiento por dos meses más. Pero desde la Secretaría de Comercio, que conduce Guillermo Moreno, describen las etapas de otro modo: hasta el 15 de abril hay un congelamiento general de precios, y luego de esa fecha habrá algunos aumentos de precios autorizados para proveedores, pero los valores al público consumidor se mantendrán en los mismos niveles actuales hasta el 31 de mayo. La diferencia no es semántica, sino que devela el sentido de la política de precios que se está delineando.
Los sectores industriales y abastecedores de productos masivos que consideran que no pueden sostener algunos aumentos en sus costos (insumos, salarios, etc.) con los precios congelados, fueron convocados por Comercio a presentar el pedido que crean que corresponda y esperar la autorización. “Solamente si se justifica, se les autorizará el aumento”, es el mensaje de la secretaría. Y una señal de que no habrá un aumento único y masivo.
A nivel de comercio minorista, al tiempo que avanza la implementación de la Súper Card, la tarjeta de crédito que emitirá una administradora formada por las cadenas de supermercados, se va consolidando el compromiso de que la rebaja que se obtenga por la baja en las comisiones sobre ventas con tarjeta, servirá de “colchón” para absorber los aumentos selectivos que se autoricen a partir del 15 de abril. De allí que el esquema previsto sea: aumentos para algunos productos a nivel mayorista desde esa fecha, continuidad del congelamiento de precios a nivel minorista.
La Súper Card está haciendo valer su presencia aun antes de haber logrado existencia física. “Los bancos tuvieron que sentarse a negociar una rebaja en las comisiones, ya están discutiendo con los supermercados sobre el porcentaje de la rebaja; si los bancos no bajan del 3 al 1 por ciento, muchos comercios van a privilegiar que los clientes paguen con la Súper Card, cuando salga, no importa cuándo”, señaló una fuente del sector. “Además –agregó la misma fuente– hay muchos comercios, que no son las grandes cadenas, que están pagando por encima del tres por ciento de comisión a los bancos, por más que la ley fije ese límite; recién ahora están sintiendo que tienen capacidad de resistirse y pelear el porcentaje. La Súper Card, incluso antes de operar como herramienta de pago, está operando como un ordenador del sector.”
La actual discusión puso en cuestionamiento el costo financiero que pagan los consumidores por sus compras con tarjeta de crédito y las comisiones que los bancos emisores les cobran a los comercios. El nuevo instrumento de pago (la Súper Card) apunta a bajar a la tercera parte uno y otro costo. Pero, además, se abre un debate intersectorial que podría revertir la lógica de formación de precios vigente: los aumentos en los costos de producción se trasladan “automáticamente” al valor del producto (con un “plus por eventualidades”), que el comerciante trasladará al cliente, sumándole otros costos adicionales como las comisiones bancarias. La pelea por la rebaja de las comisiones, la obligación de justificar los aumentos de fábrica, y el compromiso de los comerciantes de compensar algunos aumentos autorizados con bajas de otros costos, es un intento de ponerle un dique a los aumentos en cascada.
El congelamiento de precios no podrá ser eterno, lo saben en la Secretaría de Comercio, pero otorga tiempo y tranquilidad para seguir buscando otros instrumentos en esta nueva política.
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