Las reservas internacionales en poder del Banco Central cerraron este año en 30.586 millones de dólares, con un caída de 12.704 millones respecto del ejercicio de 2012. La baja se debió en gran medida al menor superávit externo, producto de la importación de energía, la salida de divisas por turismo con tarjeta y el pago de deuda de todo este año. De todos modos, la tendencia a la baja se frenó y desde el 5 de diciembre último, en que tocó el piso de 30.383 millones de dólares, el stock de reservas comenzó a recomponerse. “El stock de reservas sigue siendo elevado teniendo en cuenta que hoy (por ayer) fue un día que pagamos 527 millones de dólares por el vencimiento del bono Discount, por energía a Bolivia 300 millones de dólares y otros 74 millones a organismos internacionales”, explicó a este diario una alta fuente de la autoridad monetaria.

Se cumplieron compromisos por 901 millones de dólares. Sólo si se resta el pago del Discount, las reservas hubiesen finalizado con un diciembre de suba sostenida en todo el mes y un stock cercano a los 31 mil millones. Desde el Central se aplicaron distintas medidas para detener la caída de divisa. Se prohibió la venta de moneda extranjera para atesoramiento y los depósitos en dólares detuvieron su fuga. Sólo se perdieron 778 millones de dólares este año, contra los más de 7000 que salieron del sistema durante el anterior. También se limitó a los bancos para que no concedan créditos en pesos a los exportadores de granos, que tomaban préstamos en moneda local y dilataban la liquidación de sus cosechas en el mercado. Esto derivó en una de las primeras medidas de Juan Carlos Fábrega, como presidente del Banco Central para atraer el ingreso de divisas. El directorio aprobó hace dos semanas la emisión de una letra que ofrece cobertura a los exportadores –porque se ajusta por el tipo de cambio más una tasa anual de 3,5 por ciento– a seis meses para alentar la liquidación remanente del sector. Por esta vía ingresaron en los últimos días 250 millones de dólares.

“La mejora en el frente de las reservas fue la suma de varias iniciativas que tomamos”, señalan desde el Central. La fuente enumeró la menor demanda de divisas del sector turismo luego de elevar de 20 a 35 por ciento la retención a cuenta del pago de Ganancias y Bienes Personales, que se llevaba 57 millones de dólares diarios en noviembre, y hoy representa unos 38 millones. “Son 20 millones menos por día. A esto se suma el ingreso de las cerealeras que superó en el mes los 600 millones de dólares. No podemos dejar de reconocer que el ingreso de Chevron fue también algo que llevó a mejorar sensiblemente el monto de reservas. En enero vamos a trabajar sobre esas mismas líneas”, explicaron a este diario desde el organismo monetario.

El tipo de cambio oficial finalizó en 6,53 pesos por dólar, con una apreciación de 32,7 por ciento en el año. La suba se aceleró en la última parte del año y esto permitió reducir la presión que existía en el mercado informal. El denominado dólar blue cerró en 10 pesos, por debajo de los 10,50 pesos que llegó a tocar a mediados de año. De esa forma, se redujo la brecha entre el oficial y el informal. Si se toma en cuenta la retención del 35 por ciento para la compra con tarjeta de crédito y para adquirir moneda extranjera, el valor del dólar turista se ubica en 8,81 pesos y la brecha respecto del blue es de apenas 12,9 por ciento. En este sentido, la estrategia oficial de llevar la cotización de las operaciones de contado con liquidación a un valor que sirva de testigo para el paralelo tuvo también un efecto positivo.

“La aceleración en el ritmo de devaluación del peso permitió devolverle competitividad a la economía y la sensible mejora de las exportaciones le quitó presión al blue. También colaboró que se haya encontrado un mecanismo, como el anticipo de Ganancias para la compra de divisa (ver aparte), que redujo las expectativas. La gente recurrió más a la AFIP y le quitó presión al paralelo”, explicaron.

En el equipo económico se analizó ayer el futuro del blanqueo de capitales. Según fuentes oficiales, hoy podría haber un anuncio al respecto. La idea que se baraja es “aprovechar el Cedin sin que esté aplicado al blanqueo”, sostienen. Esto implica dar uso al instrumento en una de sus alternativas de inversión, con dólares del circuito formal, lo que buscaría dar un efecto positivo para la actividad inmobiliaria. La suscripción de estos certificados que se aplican a la compra de bienes y servicios inmobiliarios alcanzó en los seis meses desde su lanzamiento a los 570 millones de dólares. “Está en manos de la Presidenta, quien tendrá la definición final sobre la continuidad o no de este mecanismo”, agregan.

Desde el Central, por el momento, siguen considerando la emisión de una letra para las cerealeras como un caso especial. “Esta medida fue excepcional, teniendo en cuenta que había el equivalente a unos 10.000 millones de dólares en los silos bolsas. Pero, en la medida que esto mejore, se van a recomponer reservas. Hay una recomposición desde el punto de vista de la competitividad y la letra fue un apuesta a futuro para que liquiden la cosecha que hay en los silos”, explicaron desde el organismo.