Martes, 31 de diciembre de 2013 | Hoy
EL PAíS › LA RECUSACIóN DEL JUEZ JUAN CARLOS GEMIGNANI EN LA CAUSA CICCONE
El vicepresidente cuestionó al magistrado de la Cámara de Casación porque al valorar el testimonio de la ex mujer de Vandenbroele, Laura Muñoz, dio por probada la relación entre el empresario y Boudou y los acusó de haber amenazado a la testigo.
Por Raúl Kollmann
La Cámara de Casación debería resolver a la brevedad la recusación que presentaron los abogados de Amado Boudou contra uno de sus miembros, Juan Carlos Gemignani, quien se despachó de forma asombrosa en un fallo sobre la validez del testimonio de Laura Muñoz, ex esposa del titular de Ciccone, Alejandro Vandenbroele. Sin que tuviera nada que ver con el tema que se trataba, Gemignani afirmó en su fallo que Laura Muñoz hizo oír su voz porque estaba amenazada por un grupo integrado por su marido y quien “a la época de la declaración ejercía el cargo de vicepresidente de la Nación”. Los otros dos jueces que votaron, Mariano Borinsky y Gustavo Hornos, dieron por válido el testimonio de Muñoz pero ni por asomo asociaron a Amado Boudou con amenazas.
Pese a que buena parte de la prensa salió a proteger a Gemignani diciendo que resistió a las presiones y que votó contra su propia recusación, en la Casación está claro que cualquier magistrado recusado no vota sobre el cuestionamiento que le hacen. Lo único que hizo Gemignani fue producir un informe en el que fuera de todas las prácticas les dijo a sus pares que deben rechazar la recusación. Por lo general, un juez informa pero no les sugiere nada a los otros. El caso será resuelto por los dos integrantes de la Sala IV, Borinsky y Hornos, junto a Eduardo Riggi, sorteado para completar el trinomio.
En el fallo por el que es cuestionado, Gemignani dio por ciertas tres cosas que ni siquiera estaban planteadas en la cuestión a resolverse, que era la validez del testimonio de Muñoz:
n Dijo que la mujer estaba amenazada. La mujer no ha tenido custodia desde que declaró, en febrero de 2012. Pero más allá de ello, las amenazas no están probadas en ningún expediente judicial.
n Menos aún está probado que el supuesto autor de las amenazas es su ex marido, Vandenbroele.
n Gemignani da como un hecho la existencia de la relación entre Vandenbroele y Boudou, algo que no está acreditado en el expediente. Es más, no hay una llamada telefónica entre ellos ni una foto ni un testigo que afirme que los haya visto juntos alguna vez ni movimientos de dinero entre uno y otro. Todo lo que existe es el alquiler de un departamento de Boudou a un abogado que, a su vez, es amigo de un socio y amigo del vicepresidente, José María Núñez Carmona. Por lo menos en la causa no hay hasta el momento ni comunicaciones ni vínculos que se compadezcan con la relación entre dos personas de las cuales uno es testaferro del otro.
n El cuestionamiento más importante de los abogados de Boudou a Gemignani es que el magistrado afirma que integra un grupo –con Vandenbroele– que supuestamente amenazaría a Muñoz.
Con semejante diagnóstico, enunciado en un texto en el que no se evaluaba la conducta ni de Vandenbroele ni mucho menos de Boudou, la defensa del vicepresidente recusó a Gemignani por parcialidad y porque además ya adelantó criterios sobre cuestiones –como el vínculo Vandenbroele-Boudou– que es posible que la Cámara tenga que tratar en el futuro.
Después de resolver la recusación, la Cámara de Casación tiene que decidir sobre un pedido de Boudou para que se cierre la causa en su contra. El fiscal Javier De Luca señaló en su dictamen que el vicepresidente tiene razón porque el salvataje de Ciccone se hizo a través de un plan de pagos de la AFIP y, por lo tanto, el responsable de otorgar o no el plan de pagos era la AFIP, no Boudou.
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