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La noticia lo sorprendió en Río de Janeiro, adonde Alejandro Vanoli había viajado el lunes para participar de la Conferencia Anual de la Organización Internacional de Comisiones de Valores. Cristina Fernández de Kirchner lo llamó ayer por la tarde para informarle que había decidido elegirlo para reemplazar a Juan Carlos Fábrega al frente del Banco Central. El desafío más importante de su carrera le llega en un momento económico delicado, dominado por fuertes presiones devaluatorias de grupos que buscan torcerle el brazo al Gobierno. A su vez, la salida de Fábrega fortalece la posición del ministro de Economía, Axel Kicillof, quien sin duda buscará tener más influencia en la entidad a partir de ahora.

Vanoli nació el 10 de abril de 1961 en Capital Federal. Vivió toda su vida en el barrio de Palermo. Es separado y tiene tres hijos: Facundo (22 años), Nicolás (20) y Candela (13). Cursó el secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires y se recibió de economista en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA en 1987, donde al año siguiente dio sus primeros pasos en la docencia como ayudante en la cátedra Desarrollo Económico a cargo de Pedro Paz, uno de sus dos maestros en el ámbito académico. El otro fue el economista Benjamín Hopenhayn, quien lo incorporó a la cátedra Relaciones Económicas Internacionales, actualmente renombrada como Economía Internacional, donde primero se desempeñó como ayudante, luego como adjunto y ahora como asociado a cargo. De la mano de Hopenhayn, Vanoli se sumó al Plan Fénix, un espacio conformado por docentes de la UBA que en el año 2001, cuando el país se sumergía en una de las peores crisis de su historia, decidieron autoconvocarse para proponer ideas alternativas al neoliberalismo.

Al mismo tiempo que consolidaba su carrera académica, Vanoli encadenó una extensa trayectoria laboral en el sector público. En julio de 1988 ingresó por concurso como segundo jefe de división en la Gerencia de Deuda Externa del Banco Central, donde trabajó también como analista senior. En 1992 pasó a la Oficina Nacional de Crédito Público del Ministerio de Economía donde permaneció hasta el 2000 cuando se fue a la Comisión Nacional de Valores como jefe de asesores del entonces titular del organismo, Carlos Weitz. En 2002 regresó al Banco Central como asesor del director Arturo O’Connell, donde se desempeñó hasta octubre de 2006 cuando Eduardo Hecker asumió al frente de la Comisión Nacional de Valores y Vanoli lo secundó como su vicepresidente. Cuando en noviembre de 2009, Hecker renunció por sus diferencias con el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, Vanoli asumió la presidencia del organismo, cargo en el que se mantuvo hasta hoy y desde donde se convirtió en el principal impulsor de la ley de reforma del mercado de capitales.

Siempre se mostró como un ejecutor eficaz de las políticas decididas por el Gobierno, lo que le permitió convivir con Moreno sin mayores conflictos e ir ganándose la confianza de Cristina Fernández de Kirchner. Si bien proviene de una familia peronista, su única militancia antes de sumarse al kirchnerismo fue en el Partido Intransigente (PI) a comienzos de la década del 80. En 1989, el PI ya había quedado atrás y votó por Carlos Menem, aunque se arrepintió de tal manera que prometió no volver a acompañar nunca más a un candidato peronista. Luego simpatizó con el Fredejuso, el Frente Grande y el Frepaso, pero la Alianza no lo convenció y en 1999 decidió votar en blanco antes que apoyar a Fernando de la Rúa. En 2003, rompió su promesa y volvió a votar a un peronista, aunque esta vez no se inclinó por Menem sino por Néstor Kirchner. “Te voté con mucho recelo”, le reveló años después al propio Kirchner en un esbozo de autocrítica por aquella desconfianza inicial. “Lo que pasa es que vos tenés que ser más nacional y popular y menos progresista”, le respondió el presidente con un consejo que dio sus frutos.