La mejora salarial que pretende la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y la oferta de las cámaras patronales encabezadas por Adimra no están tan alejadas, pero las partes siguen sin cerrar el convenio. Con el Ministerio de Trabajo como intermediario, gremios y empresarios retomaron ayer las conversaciones sin resultados. El sindicato que encabeza Antonio Caló ratificó un paro de 36 horas para el próximo jueves y viernes. El Gobierno promueve que el aumento se ubique en torno del 27 por ciento, una cifra que el gremio considera insuficiente. Las discusiones que mantuvieron ayer las partes incluyen elementos no salariales que en la práctica representarían un incremento adicional al guarismo que finalmente se defina.

La UOM comenzó la discusión con un reclamo salarial del 32 por ciento y las cámaras patronales abrieron las conversaciones ofreciendo el 22 por ciento. La gimnasia a la que ya están acostumbradas las partes y la intervención del equipo económico llevaron el debate a un intervalo más acotado. El gremio pretende una mejora del 28 por ciento y busca llevar el salario mínimo de convenio, el sueldo de un operario sin antigüedad, hasta los 8500 pesos mensuales. Las conversaciones se retomaron formalmente ayer. Reuniones en la cartera laboral y conversaciones telefónicas encabezadas por el ministro Carlos Tomada no fueron suficientes para zanjar las diferencias. En el Gobierno esperan que el conflicto se resuelva dentro de los próximos días, sin embargo el secretario adjunto del gremio, Juan Belén, ratificó anoche la decisión de realizar una medida de fuerza esta semana.

La paritaria metalúrgica alcanza a más de 300 mil trabajadores que se desempeñan en aproximadamente 56 mil firmas, una cantidad significativa de empresas que generan buena parte del valor agregado de la industria manufacturera. El el sector patronal conviven desde Techint, el mayor holding del país y abierto opositor al proyecto politico de gobierno, hasta cientos de pymes con una entidad madre como Adimra, liderada por Juan Carlos Lascurain y Gerardo Venutolo, de buen vínculo con el kirchnerismo. Por su parte, el titular de la UOM y secretario general de una de las CGT está alineado con el gobierno nacional, aunque intenta diferenciarse en un escenario de realinamientos al interior del sindicalismo. El año pasado las partes acordaron un aumento salarial anual del 27,25 por ciento. Aquella paritaria incorporó al básico de la actividad las sumas no remunerativas pagadas en 2013 y, con esa base, se incrementaron los salarios en dos etapas: un 15 por ciento en abril y un 10 por ciento acumulativo a partir de julio. El piso mínimo garantizado ascendió a 6400 pesos por mes. El ingreso salarial promedio de un metalúrgico ronda los 10 mil pesos.

Después de la caída del poder adquisitivo experimentada el año pasado, ningún gremio está a gusto siendo el primero en cerrar un acuerdo. A ese escenario hay que sumarle las especulaciones que caracterizan a un año electoral. Ante las dificultades para cerrar las negociaciones abiertas –bancarios, aceiteros, comercio, entre otras–, el Gobierno promovió una pauta de referencia del 27 por ciento. Desde los ministerios de Economía y Trabajo reconocen que las negociaciones pueden superar la cifra, ya que todas las actividades exhiben elementos específicos vinculados al poder de negociación de los gremios y la rentabilidad de las empresas. No obstante, enfatizan que sindicatos y empresarios deben tener en cuenta la desaceleración en los aumentos de precios registrada a lo largo del año a la hora de negociar los aumentos salariales.