ECONOMíA › PREOCUPAN A LA INDUSTRIA LA CRISIS ENERGETICA Y LA BAJA DEL DOLAR
Justo en lo mejor, se corta el gas
Como una cuchillada artera del destino, la crisis energética vino a amargarles a los industriales la fiesta de la recuperación. También hay inquietud por los efectos de la baja del dólar.
Por David Cufré
“Grandes perjuicios no, pero gran preocupación sí.” En esos términos ubican los industriales la repercusión que ha tenido hasta el momento la crisis energética sobre la actividad fabril. La definición de Alberto Alvarez Gaiani, presidente de la Unión Industrial Argentina, resume las opiniones de los empresarios que participaron ayer del Foro de Desarrollo Regional en la ciudad de Mendoza. La amenaza de eventuales cortes generalizados de electricidad y gas durante el invierno mantiene en estado de alerta a los industriales, quienes maldicen su suerte por el golpe inesperado y reclaman soluciones urgentes al Gobierno. En el segundo lugar del ranking de preocupaciones, los fabricantes mencionan la baja del dólar, que favorece un incremento de las importaciones.
Los nubarrones que significan la crisis energética y la apreciación del peso no llegan a tapar, sin embargo, la satisfacción de la mayoría de los industriales por la recuperación de su actividad. En el sector textil, por ejemplo, la utilización de la capacidad instalada saltó de menos del 40 por ciento al 80 en dos años. “Para seguir creciendo y evitar que se produzcan cuellos de botella es indispensable un aumento de la inversión. El problema es que nadie va a comprar una máquina en este momento si sabe que faltará gas o electricidad”, advirtió en diálogo con Página/12 Jorge Sorabilla, socio fundador de Pro-Tejer, cámara que agrupa a los empresarios textiles.
Las industrias en distintas zonas del país están empezando a sufrir las primeras consecuencias de la escasez de energía. Una de ellas es “la baja calidad” de la electricidad, con caídas de tensión que dañan equipos electrónicos sofisticados. También son un serio contratiempo los cortes, aunque sean por pocas horas, para los procesos continuos de producción. Hay máquinas que necesitan de 8 a 12 horas para entrar en régimen y alcanzar su máxima capacidad de funcionamiento. Por ejemplo, en el sector automotor. Alvarez Gaiani remarcó que la zafra en Tucumán está siendo perjudicada por los problemas energéticos. Y entre los textiles, las hilanderías y tejedurías se ven obligadas a tirar su producción si en el medio de la elaboración sufren interrupciones en el servicio eléctrico, porque la materia prima utilizada se arruina.
A pesar de todo esto, los industriales señalan que la situación todavía es manejable y que la crisis asusta más por lo que puede traer que por lo que ya trajo. “Es imposible estimar cuánto impactará este problema porque no sabemos la gravedad que tendrán los cortes. En buena medida, depende de factores climáticos”, indicó el titular de la UIA. Pero también remarcó que, si las cosas llegaran a mayores, “pueden caerse contratos de exportación y verse afectados los planes de inversión”.
La central fabril le presentó al ministro de Planificación, Julio De Vido, un programa para resolver la emergencia, que consiste en derivar el gas que utilizan las generadoras eléctricas a otros usuarios –industrias, residenciales y GNC– y abastecer a las usinas térmicas con fuel oil. Como este último combustible es más caro, el Gobierno debería compensar a las eléctricas con un aumento de tarifas, que recaería en los sectores industriales y en los consumos residenciales de aquellos que tienen mayor poder adquisitivo. El GNC, a su vez, debería subir hasta un peso, para desalentar los traspasos a ese combustible.
La baja del dólar es otro tema que concentra la atención de los empresarios. “Nosotros estimamos que el dólar no debería haber caído por debajo de los 3 pesos. Esperamos que no siga cayendo, porque en el nivel actual ya genera preocupación a algunos sectores”, alertó Alvarez Gaiani. “Una cosa es el dólar a 3 pesos y otra a 2,80. Con este valor, las importaciones están creciendo mucho”, agregó Sorabilla. El empresario puntualizó que se advierte un incremento de las compras de algodón a Brasil y de productos sintéticos a China y el Sudeste Asiático.