ESPECTáCULOS › PAGINA/12 PRESENTA TRES DISCOS DE VICTOR HEREDIA
Los matices de un trovador
La colección, que empezará a salir a partir de mañana, incluye los álbumes Mientras tanto (1993), Síndrome de amor (1994) y En vivo en La Trastienda (registrado en 1982). Epocas distintas que permiten seguir la línea artística del cantautor, comprometida entre el dolor y la esperanza.
Por Fernando D´addario
Víctor Heredia debe lidiar con las marcas que le impone su personaje público. Esas heridas de diversas batallas que libró en los ’70 acompañan de una u otra manera toda su obra, pero parte del público, la prensa y la industria discográfica han sellado cualquier posibilidad de abrir el juego a otros matices. Heredia es, según esta categorización, un cantautor setentista de protesta. Quizás sea éste el momento de echarle otra mirada a la etiqueta, para despegarla y ver qué hay debajo. En principio, existe un error de cálculo generacional: más que un exponente puro de la década del ’70, Heredia es –inclusive siguiendo la lógica del mercado– un artista emblemático del período de primavera democrática, entre 1983 y 1987. Desde entonces, su trabajo recorre una línea artística que navega entre la nostalgia épica, la esperanza y el dolor.
Los discos que Página/12 empezará a presentar desde mañana admiten esa doble lectura: son 100 por ciento Heredia y no están regulados por los prejuicios ajenos. Se trata de Mientras tanto, Síndrome de amor y En vivo en La Trastienda. Los dos primeros son de 1993 y 1994, respectivamente; el álbum en vivo, aunque editado en su momento con bastante retraso, registra un mítico recital ofrecido por Heredia en el viejo reducto de La Trastienda, allá por 1982. La colección permite trazar el itinerario de un artista que, sin resignar convicciones, fue absorbiendo los cambios de la sociedad en la que estaba inmerso.
Mientras tanto y Síndrome de amor pertenecen a una etapa en la que Heredia se refugió en sus canciones frente a una realidad que lo confundía. La “euforia democrática” (de la que participó a medias, apoyando a Alfonsín, pero recordando las heridas del pasado) ya era un recuerdo agridulce. Eran los “mejores” años del menemismo, el socialismo real caía en casi todo el mundo y también estaba muy fresca la conmemoración de los 500 años del descubrimiento de América. Sentimientos encontrados que deben haber influido en Heredia; Mientras tanto propone un tono menos épico, como si el autor se hubiese propuesto observar la realidad desde la óptica de un cronista lúcido y melancólico. “Caen los muros de la historia/ caen los viejos con sus glorias/ y hasta mi propia memoria/ se resiste pero tiende a desmayar”, canta en Mientras tanto. Frente a la crisis de las certezas, rescata la vida, en Tiernamente amigos y Qué hermosa estás allí, entre otras.
Síndrome de amor marca un leve quiebre en el tratamiento musical que Heredia venía imprimiéndoles a sus trabajos. La vuelta de tuerca apuntó aquí en dos direcciones: delegó la dirección artística del disco a Lito Vitale. Las once canciones de este CD también muestran a un Heredia más medido en sus arrestos vocales, cantando muchas veces a media voz. Ese tono ligeramente reposado favorece el relato de historias intimistas, fluctuantes entre el amor adulto (Viejo hotel, Promesas), la tierna nostalgia de sexo adolescente (Irene) y los recuerdos familiares (Padre, Sin familia). El tema Síndrome de amor asume otro compromiso: relata la experiencia de dos jóvenes enfermos de sida que trabajan para ayudar a otros enfermos.
El disco en vivo fue grabado en un momento muy particular: 1982. Después de años de actuar en recitales clandestinos, Heredia se reencontraba formalmente con su público. El dolor estaba ahí, presente; también la esperanza. Esa ambivalencia domina el concierto, que incluye “viejos” y “nuevos” temas. Las comillas no son antojadizas. Antes de interpretar el notable Informe de la situación, Heredia le dice a su gente que muchos de los temas que está cantando son “nuevos”. “Es que desde hace siete años a estar parte, hemos tenido pocas oportunidades de encontrarnos, vaya a saber por qué, ¿no?”. Informe de la situación había sido escrito en 1978. Allí están, también, musicalizaciones de versos de Neruda (Cuerpo de mujer y Viejo ciego) y la inolvidable El viejo Matías, quizá su canción más entrañable. La reacción del público denotaba una mezcla de fervor y cariño, haciéndose eco de la misma esperanza crítica o, si se quiere, la misma desesperanza movilizadora.