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Sin los nervios de otras visitas, la calma que caracterizó la última reunión de los técnicos del Fondo Monetario con Roberto Lavagna se trasladó a la city. Los financistas ya descartaron que la tercera revisión del acuerdo con el FMI será aprobada en Washington, y en ese marco las acciones mostraron la quinta suba consecutiva. Aunque leve, de apenas el 0,4 por ciento, la mejora confirmó el clima positivo en el microcentro. Lejos de las tensiones de la semana pasada, los inversores tienen ahora toda su atención en lo que vaya a suceder dentro de siete días en los Estados Unidos, cuando Alan Greenspan decida mover la tasa de interés.
Justamente, desde que el Tío Alan dejó trascender que la suba de la tasa será gradual, una semana atrás, el índice de acciones líderes MerVal subió 11,8 por ciento. Ayer, los papeles que más avanzaron fueron Telecom (3,7 por ciento), la cementera Juan Minetti (2%), Molinos (1,4%) y Grupo Financiero Galicia (1,2%). El alza de las acciones de Telecom se debió a lo anticipado por este diario: que la compañía ya empezó el proceso de canje de su deuda, por lo que está a un paso de arreglar su situación financiera. En medio de la crisis económica, Telecom protagonizó el default privado más importante, por 3200 millones de dólares.
Si bien en la city existe optimismo ante las últimas noticias –sobre todo buenos balances trimestrales por parte de las empresas y crecimiento económico record–, los financistas se muestran cautelosos. Ayer se negociaron 38 millones de pesos en acciones, contra un promedio de 50 millones de la semana anterior. La prudencia se explica por los próximos pasos de Greenspan. El consenso refiere a que, el martes que viene, la Reserva Federal (banca central estadounidense) subirá la tasa en un cuarto de punto, a 1,25 por ciento anual. Varios bancos centrales de países desarrollados ya se adelantaron a esa decisión: Australia, Inglaterra y Suiza ya movieron la tasa de corto plazo. Se aguarda que la resolución de la FED dispare subas en Europa y, tal vez, en Japón. Ninguno de los países centrales querrá quedarse rezagado, dejando que Estados Unidos se convierta en una aspiradora de los dólares que se mueven por el mundo.