Mientras anoche se prolongaba el debate en el recinto del que, finalmente, iba a salir la ratificación de la Cámara baja de la rescisión del contrato de Aguas Argentinas, todavía resonaban los ecos de la visita de José Luis Lingeri, por la mañana, a la Comisión de Obras Públicas y Presupuesto. Durante la reunión que mantuvo el sindicalista con los legisladores que integran dicho cuerpo hubo duros cruces, en un clima anticipatorio de lo que sería la sesión de la tarde en el recinto.

Lingeri se presentó ante la mencionada comisión acompañado por los intendentes Gustavo Posse (San Isidro) y Ricardo Ubieto (Tigre) para informar sobre la creación de la empresa Aguas y Saneamiento Argentino (AySA), que reemplaza a Aguas Argentinas. Allí tuvo que enfrentar duros cruces con la oposición. Elisa Carrió lo acusó de haber sido parte del proceso privatizador y a Posse le anticipó que será responsable de las consecuencias de lo que denominó una “privatización encubierta”.

El diputado por CTA Edgardo Depetri, flamante presidente de la Comisión de Obras Públicas, no consiguió moderar la acalorada reunión en la que se repetían los cruces verbales y la superposición de gritos. La oposición había comenzado el encuentro pidiendo la presencia del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, los directores del Etoss (ente regulador) y los representantes de Argentina ante el Ciadi, el tribunal del Banco Mundial.

Cuando le tocó el turno, Lingeri afirmó que en su momento apoyó la privatización, porque “se retenía el patrimonio en el Estado”. El titular de la Federación de Trabajadores de Obras Sanitarias y secretario adjunto de la CGT, que supo ser parte predilecta del menemismo, aseguró que la empresa había dejado de invertir 700 millones de dólares, “porque ya no era negocio”.

La oposición puso el énfasis de sus críticas en la designación de Carlos Ben, un hombre de Lingeri, al frente de la nueva empresa, por su participación en la denostada Aguas Argentinas. Carrió le preguntó a Posse si estaba de acuerdo con avalar a quien “representó durante todos estos años a la empresa incumplidora”. Y el intendente de San Isidro respondió que sí, en tanto sirva “para bajar el índice africano” de mortalidad infantil por falta de infraestructura en agua potable y cloacas. “Entonces usted será responsable cuando falte el agua, cuando esto termine en un negociado y cuando perdamos el juicio contra Suez” (empresa controlante de Aguas Argentinas), replicó la diputada.

Según Carrió, la nueva empresa “será una sociedad anónima sin control estatal de ninguna especie que manejará en forma discrecional De Vido”. La jefa del ARI cuestionó que AySA se concrete “sin contrato, sin licitación pública”, y que “primero será estatal, pero luego se podrá vender”.

Con similar énfasis, María América González (ARI) se lamentó de escuchar “ahora las críticas a Aguas Argentinas” cuando desde hace años “venimos pidiendo la rescisión del contrato”, y les preguntó a Lingeri y a los intendentes “qué hicieron cuando el Gobierno envió la renegociación del contrato con Aguas, en 2004, sin audiencia pública y sin pasar por la comisión bicameral”. Mientras González se trenzaba con una diputada kirchnerista, Depetri hacía gestos de bajar el tono. “Acá no venimos a hacer política”, le dijo el diputado CTA a González. “Hasta ahora no escuché nada sobre la responsabilidad del Estado”, dijo el radical Fernando Chironi, a su turno.

La comisión no emitió aún el dictamen sobre la creación de AySA SA, pero estaría en condiciones de hacerlo la semana próxima, aunque sería sin el apoyo de las fuerzas opositoras. Incluso los ex duhaldistas ponen condiciones: quieren que algún funcionario del Ejecutivo acuda al Congreso para dar detalles de la iniciativa y que se incluya una cláusula que impida una nueva privatización de AySA. Por ahora, el Ejecutivo deberá conformarse con la ratificación de la rescisión del contrato con Aguas, que ayer obtuvo media sanción.