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Los bancos quieren apurar el lanzamiento del Plan Bonos II. Y pretenden que el ministro lo anuncie junto a la iniciativa de estirar los plazos de vencimiento de los depósitos reprogramados. Sin embargo, Economía dejó trascender ayer que la reapertura del canje de bonos por depósitos recién tendrá lugar cuando se cierre la fuga de fondos por los amparos judiciales, pretensión que está contemplada en el decreto presidencial conocido durante la semana y que suspende el pago de esos fallos por 120 días hábiles, pero que ayer recibió un golpe de knock out (ver aparte).
Convencidos de que la efectividad del decreto antiamparo será nula, los financistas quieren encontrar una solución lo antes posible. Ya saben que no hay ninguna chance de lanzar un plan compulsivo, y por eso ahora presionan por una salida intermedia: otorgar a los ahorristas una segunda vuelta para optar por los títulos públicos y re-reprogramar los vencimientos de los depósitos acorralados. La propuesta que mandaron al BCRA contempla la emisión de bonos en dólares a 3, 5 y 10 años de plazo para entregar a los ahorristas, según de cuánto sea el monto del depósito. De una parte de esos títulos (hasta 1,40 pesos por dólar más el CER) se harían cargo los bancos. El resto, hasta llegar a la cotización del dólar en el mercado libre, sería afrontado por el Estado.
Pignanelli admitió que este plan se encuentra en estudio ayer por la tarde, durante una reunión que mantuvo con el actor Nito Artaza, líder del movimiento Ahorristas Bancarios Argentinos Estafados. El año que viene vencen 13 mil millones de pesos de reprogramados, la mayor parte a partir de setiembre.
Antes de reabrir el proceso de canje de bonos por depósitos, Lavagna quiere cortar con los amparos. En este punto coincide con Aldo Pignanelli, presidente del Banco Central, a pesar de la pelea que los tiene como protagonistas. El Fondo Monetario también se pronunció a favor de que la Justicia anule estos procedimientos. Lo mismo que los “notables” que permanecieron tres días en Buenos Aires. El documento con las conclusiones de su visita, que los expertos entregarán exclusivamente al ministro de Economía y al Fondo Monetario, contemplará un minucioso análisis de la crisis argentina. Pero también se lanzaría una dura advertencia: si continúan los amparos, la Argentina podría encaminarse hacia una hiperinflación, se afirmaría en el documento.
La posición de la mayoría de los bancos extranjeros es llamativa. En su afán por lograr un programa compulsivo, le jugaron en contra al Plan Bonos lanzado por Lavagna. Sin embargo, ahora se muestran a favor de la revancha, siempre y cuando ésta sea acompañada por la re-re de los depósitos del corralón. El BCRA se hizo eco de este reclamo y lo respalda. Pero en Economía rechazaron estirar los plazos ya fijados. En el equipo económico prefieren ir “paso a paso” en la reestructuración. Y proponen que los ahorristas puedan contratar un seguro en el extranjero para litigar ante tribunales internacionales en caso de que el Estado vuelva a estafar a los ahorristas. Esta sería la fórmula para regenerar la confianza de la gente. Sin embargo, los banqueros la rechazan. Argumentan que el costo de los seguros es muy alto.
La definición del caso ocurrirá en las próximas semanas. Lavagna y Pignanelli coinciden en que el sistema financiero debe reestructurarse lo antes posible para que vuelva a surgir el crédito en la Argentina. En el Central propusieron que se levante el corralito, como forma de generar confianza entre el público. Pero la medida fue objetada tanto por Lavagna como por los “notables”. Las dudas refieren al impacto inflacionario de la iniciativa. Si bien en el BCRA alegan que la mayor parte del dinero que queda en las cuentas a la vista es transaccional, Hans Tietmayer, durante un encuentro con economistas, planteó una pregunta que quedó sin respuesta: “¿Qué sucedería ante una mala noticia, como la caída de un banco grande o la suba del dólar?”. El mensaje del alemán fue concreto: en un momento convulsionado, mucha gente podría destinar su dinero a la compra de dólares si le quitan las restricciones bancarias. Los banqueros estiman que el volumen de la segunda parte del Plan Bonos podría alcanzar a 5000 millones de pesos, que se sumarían a los 7000 millones de la fase original. De cumplirse estos pronósticos, todavía quedarían unos 18.000 millones de reprogramados.