Viernes, 23 de marzo de 2007 | Hoy
Diferencias notables se registraron en el registro de la inflación de febrero en las provincias con el índice oficial para el área metropolitana. En Catamarca el indicador marcó 1,6 por ciento.
Mientras las sospechas siguen posándose sobre el Indec, el organismo difundió ayer los números de la inflación a nivel nacional, los cuales difieren del índice de precios al consumidor (IPC) del área metropolitana (Capital y GBA), tomado desde siempre como la cifra de “la inflación”. En febrero, el índice de precios al consumidor nacional arrojó un 0,5 por ciento, por encima del polémico 0,3 por ciento que mostró el IPC del área metropolitana. En ciudades como Mendoza, Tucumán y Santa Fe la suba fue de 0,9 por ciento, triplicando el índice tradicional. En el interior se contabilizaron fuertes aumentos en alimentos, medicina prepaga, turismo y transporte. En tanto, en Catamarca la diferencia fue todavía mayor: en esa ciudad, en febrero, los precios aumentaron 1,6 por ciento.
Semejantes diferencias son llamativas. Ayer, empleados del Indec, que por la tarde realizaron un abrazo simbólico al edificio de Diagonal Sur, especulaban con una posible rebelión en algunas de las direcciones de estadísticas provinciales, encargadas de elaborar el índice en las ocho jurisdicciones con una medida de inflación propia: ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Tucumán, San Luis y Catamarca.
Con el índice de enero, Beatriz Paglieri, la interventora en el área precios del Indec por mandato de Guillermo Moreno, había logrado disciplinar a las direcciones del interior, que se resistían a aplicar los “cambios metodológicos” introducidos por la Secretaría de Comercio para desinflar los índices. Así, en enero, el IPC dio 1,1 por ciento, y el IPC nacional se alineó en 1,2 por ciento. Incluso, Mendoza, que anunció inicialmente una inflación de 1,8 por ciento –porque rechazaba la forma de medir la medicina prepaga dispuesta desde el Ministerio de Economía–, finalmente terminó publicando una inflación de 1,5 por ciento, más acorde con el índice metropolitano.
En febrero, las cosas parecen haber cambiado. Esta vez, la distancia entre el IPC y el IPC nacional es mucho mayor (0,3 versus 0,5 por ciento).
Para calcular el IPC de febrero, el Indec insistió con el “cambio metodológico” de enero, cuestionado por consultores independientes y los propios técnicos del organismo. Tales cambios se focalizaron en tres rubros: medicina prepaga (se tomaron sólo los planes con copagos sin aumentos, pese a que una mínima fracción de los afiliados los escogió); el turismo (en lugar de relevarse precios en establecimientos turísticos se adoptó como fuente la encuesta de la Secretaría de Turismo que refleja los precios acordados con el Gobierno) y los alimentos, donde se limitó la suba en productos frescos (frutas y verduras), con el argumento de que son productos con una fuerte estacionalidad.
Según publicó ayer el Indec, en febrero, el IPC en Santa Fe, Mendoza y Tucumán fue de 0,9 por ciento, triplicando el índice metropolitano. En el desagregado queda claro, por ejemplo, que Mendoza el mes pasado contabilizó un incremento en la medicina prepaga, en lugar de la baja adoptada para el 0,3 de Capital y Gran Buenos Aires. Además, en todas esas provincias las subas en alimentos fueron mayores, lo cual se explicaría porque los acuerdos de precios parecieran en gran medida limitados al área metropolitana. Finalmente, en todas esas provincias en febrero se computaron aumentos en el rubro turismo, mientras que en el índice tradicional se registraron bajas.
Un caso aparte es Catamarca, donde el IPC alcanzó al 1,6 por ciento, quintuplicando el índice metropolitano. Casi todo el incremento se explica por el salto en el rubro alimentos (2,8 por ciento), por lejos la mayor suba registrada en todo el país.
Al regreso de su viaje a Ecuador, Felisa Miceli intentará definir a su favor la pulseada que mantiene con Moreno por el control del Indec. Como informó este diario, la ministra intenta recobrar ante la opinión pública la confianza en el organismo, llamando a concurso público para las principales áreas técnicas y nombrando a un consejo de notables, en carácter de asesores. Por el contrario, el secretario de Comercio considera que es mejor continuar con la intervención política de la institución, al menos, durante el año electoral. El presidente Kirchner deberá resolver esa disputa. Según especulaban ayer en despachos oficiales, una alternativa es que acepte la propuesta de Miceli de “normalizar” el Indec, pero manejando los tiempos de llamado a concurso para después de las elecciones.
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