Viernes, 23 de marzo de 2007 | Hoy
EL MUNDO › EL SECRETARIO GENERAL BAN KI-MOON NO PUDO TERMINAR SU CONFERENCIA DE PRENSA
Mientras el surcoreano Ban Ki-moon destacaba la supuesta mejoría en la seguridad de Bagdad y prometía aumentar la presencia de la ONU a partir de esa supuesta mejoría, tras reunirse con el presidente iraquí, un proyectil de mortero explotó a 45 metros de donde estaba hablando a los periodistas, para hacerlo cambiar de opinión.
Por Patrick Cockburn *
Desde Sulaimaniyah
Un mortero explotó a 45 metros de donde estaba el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, diciéndoles a los periodistas que pensaba aumentar la presencia de la ONU en Irak porque la seguridad había mejorado. Un asombrado Ban se agachó buscando protección detrás de las flores artificiales que decoraban el podio, mientras el estruendo de la explosión reverberaba en el salón donde estaba dando una conferencia de prensa al lado del primer ministro, Nouri al Maliki.
Era la primera visita de Ban a Irak y, como todas las otras visitas de altos dignatarios internacionales a la capital iraquí, fue una visita “sorpresa” en un intento de entrar y salir del país antes que los insurgentes puedan reaccionar. En el caso de Ban la respuesta fue inmediata y muy precisa: la explosión fue lo suficientemente cerca del salón de conferencia como para desprender pedazos del techo, mientras que afuera hirió levemente a dos guardias de seguridad. Los funcionarios iraquíes fueron tranquilizadores. “Esto no fue una brecha en la seguridad”, dijo el ministro de Interior, Jawad Bolani. “Cosas así pasan en Bagdad uno o dos veces por semana”. En realidad suceden cada pocas horas fuera de la Zona Verde que no pocos ministros del gobierno nunca abandonan. La zona misma es atacada por morteros regularmente y a veces impactada por cohetes Ka-tyusha, siendo el área de Dohra al sur de Bagdad un lugar favorito para lanzarlos.
El incidente es la conclusión más vergonzosa a una visita oficial desde que Paul Wolfowitz, entonces subsecretario de Defensa de Estados Unidos, bajó corriendo en pijamas las escaleras llenas de humo desde su suite en el hotel Al Rashid en noviembre de 2003, después de que fue atacado por una descarga de cohetes que mataron a un coronel estadounidense. Había estado llevando a cabo una gira por Irak, haciendo declaraciones optimistas sobre el éxito de la ocupación de Estados Unidos. Ban acababa de ponderar el “fuerte liderazgo” de Maliki y añadió: “A medida que vemos cómo mejora la situación en tierra, estoy considerando un incremento de la presencia de las Naciones Unidas”.
En agosto de 2003 un camión bomba explotó cerca del edificio de la ONU matando a un enviado de ésta, Sergio Vieira de Mello, y a otras 21 personas. Aparentemente ha sido una táctica de los insurgentes asegurarse que cualquier potencial aliado de Estados Unidos o del gobierno iraquí sea individualizado para un ataque inmediato.
Presumiblemente, Ban ahora lo pensará dos veces antes de enviar más personal de la ONU a Bagdad. Ha habido una merma en la cantidad de violencia sectaria en la capital desde el comienzo de la llamada “escalada” estadounidense en febrero, pero esto es en mayor parte porque el ejército Mehdi, la principal milicia chiíta, ha sido instruida por su líder Muqtada al Sadr para no resistir a las tropas estadounidenses. “Los chiítas han dejado de matar a los sunnitas, pero los sunnitas no han dejado de matar a los chiítas”, dijo un funcionario del gobierno iraquí. Los chiítas generalmente usan puestos de control y escuadrones de la muerte para matar a los sunnitas, mientras éstos confían en los terroristas suicidas y auto bombas detonadas en mercados llenos de gente para infligir grandes bajas en los chiítas. El funcionario dijo que “no esperaba que la paciencia chiíta durase para siempre y, si hay nuevas rondas de violencia sectaria, será peor que antes”.
Además de la guerra entre los insurgentes sunnitas y Estados Unidos y el conflicto chiítas-sunnita, también está la batalla entre chiítas, entre las distintas milicias chiítas. Ayer explotó en Basora, tradicionalmente el feudo del pequeño pero poderoso partido Fadhila, cuando milicianos leales a Muqtada al Sadr atacaron los cuarteles de Fadhila, en el centro de Basora. Las fuerzas de seguridad del gobierno iraquí ordenaron inmediatamente un toque de queda.
El gobierno estadounidense parece incierto sobre si confrontar a Sadr o conciliar con él. Un día después de liberar a un teniente Sadr, Ahmed Shiban, prisionero durante más de dos años, el ejército estadounidense anunció la captura de otro asistente Sadr, Qais Khazaali, y varios otros por orquestar el asesinato de cinco soldados estadounidenses en Kerbala en enero pasado. Cuatro soldados estadounidenses fueron capturados en un complejo del gobierno iraquí en Kerbala por guerrilleros vestidos como soldados estadounidenses el 20 de enero y luego fueron muertos. En total cinco soldados murieron en un ataque del que Estados Unidos culpó a los agentes secretos iraníes.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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