ECONOMíA › DENUNCIAS DE EVASION SACUDEN AL AMBIENTE DEL POLO

Caballitos del escándalo

Una investigación de la Aduana, revelada por Página/12, ya derivó en las primeras denuncias penales por contrabando.

El mundillo del polo está conmocionado por una investigación de la Aduana, que ya derivó en la primera denuncia penal por “contrabando agravado” contra una de las mayores exportadoras del sector. El organismo sospecha que las exportaciones de caballos de polo, que pegaron un salto desde la devaluación, fueron declaradas en los últimos cinco años a valores muy inferiores a los reales para pagar menos impuestos. En las maniobras podrían estar involucrados cotizados jugadores, que en muchos casos son dueños del negocio. La Aduana libró 300 consultas a las aduanas de Estados Unidos y Europa. Tras el cruce de información con los valores reales declarados en los países de destino podría llover las denuncias penales sobre apellidos ilustres y gente fashion.

La Argentina es reconocida mundialmente como cuna del polo, tanto por la calidad de los jugadores como por la excelencia de los caballos. Desde la devaluación, las exportaciones de caballos fueron en aumento, siendo los principales destinos Europa, Estados Unidos, los países árabes y el sudeste asiático.

La crianza y adiestramiento de un caballo de polo demanda tiempo. Recién a la edad de 5 a 8 años puede estar listo para la venta. Los precios de venta para la exportación pueden oscilar entre 5 y 7 mil dólares para animales sin grandes aptitudes, mientras que los animales consagrados pueden llegar a los 70.000 dólares. Los más caros son aquellos jóvenes y veloces, que giran rápido y frenan bien.

La primera alarma en la AFIP sonó cuando se constató que las operaciones promedio de exportación registradas en la Aduana rondaban apenas los 2000 dólares. Pero hay ventas declaradas por menos: entre 500 y 700 dólares, propias de un matungo de las sierras de Córdoba. La Aduana también detectó operaciones de triangulación: ventas a Francia que luego se reenvían a Inglaterra, multiplicando por diez el valor.

La semana pasada, la Aduana formalizó la primera denuncia penal contra un nombre VIP del ambiente del polo. Se trata de la empresa Equus Trade, de Horacio Laprida, un ex polista, dedicada al transporte internacional de caballos. En la firma es socia María Eugenia Fernández Rousse, una ex trilliza de oro.

La causa, abierta bajo la carátula de “contrabando agravado”, está radicada en el Juzgado Penal Económico No 5. Para los funcionarios aduaneros una pequeña operación sería la punta del ovillo de un fraude millonario. Porque exactamente el mismo modus operandi se repetiría en gran parte de las exportaciones de caballos de polo.

Equus Trade declaró ante la Aduana la exportación de dos caballos de poca monta: uno de nombre Manteca, en sólo 1100 dólares, y el otro llamado Pera, en 1300 dólares. En total, 2400 dólares por los dos caballos. La Aduana cruzó información, a través de su par norteamericana, con el comprador en Estados Unidos, quien presentó las facturas reales de compra por un monto seis veces mayor: 14.000 dólares, a razón de 7000 dólares cada animal. La maniobra, por la que también está denunciado el Establecimiento El Metejón, proveedor de los caballos, se agrava por la aparición de facturas adulteradas en la operación, con la intención de burlar al fisco. Quien figuraba en Argentina como el exportador es un petisero (adiestrador de caballos), quien declaró no haber operado nunca con Equus Trade.

“La forma usual de comercialización de estos caballos consiste en que el comprador extranjero visite la estancia de los criadores, pueda escoger el caballo, y en muchos casos pagarlo ahí mismo en efectivo”, explicó un funcionario a este diario. “A la Aduana se le declaraba la exportación en un monto muy inferior, pero el comprador extranjero suele declarar en su país de origen el valor real, porque debe justificar la salida de dinero de su contabilidad”, agregó la fuente.

La subdeclaración del precio de las exportaciones apunta a pagar menos derechos de exportación (retenciones) y a declarar a la AFIP menos Ganancias. Entre mayo de 2007 y mayo de 2006, se exportaron 4175 caballos de polo. Según Aduana, el valor de exportación declarado fue siempre inferior a los 2000 dólares. “Es increíble, pero no pudimos encontrar más que unas pocas operaciones a 5000 dólares y en los últimos años ni una sola operación de 10.000 dólares”, dicen los investigadores. En el organismo estiman que el valor real promedio rondaría los 8000 dólares. Las cuentas son sencillas. En el último año, se declararon ante la Aduana ventas de petisos de polo por 8,4 millones de dólares, pero el valor real de las exportaciones superaría los 33 millones. La investigación de la Aduana prevé extenderse cinco años para atrás. En el Código Aduanero, la subfacturación de exportaciones está asociada al delito de contrabando. Es una figura penal que contempla hasta ocho años de prisión.

Desde el 3 de mayo último entraron en vigencia los “valores referenciales” fijados por la Aduana. Toda exportación de un caballo de polo a un valor menor de 15.000 dólares será investigada en el país y en el extranjero. No casualmente, en el último mes, varios exportadores empezaron a “blanquear” los valores. Si bien el 70 por ciento de las ventas (290 caballos) continuaron declaradas en menos de 2000 dólares, se declararon otro 25 por ciento (105 animales) en cerca de 5000 dólares, ocho animales fueron registrados en cerca de 10 mil dólares, cinco en un valor cercano a 15 mil y hubo cinco operaciones declaradas entre 20.000 y 25.000 dólares.

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El Gobierno pidió información a Estados Unidos y a Europa.
 
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