El Comité de Emergencia Energética dispuso, a partir de ayer y hasta el lunes inclusive, limitar el nivel de potencia eléctrica que podrán utilizar 4700 grandes usuarios entre las 16 y las 24 horas. El haber extendido el horario en que las grandes empresas deberán reducir el consumo energético más allá de las horas pico, abarcando días no laborales y en jornadas –como ayer y la pronosticada para hoy– que no son las de fríos más intenso, es una señal clara de la intención de reducir el consumo eléctrico global por debajo de los registrados hasta ahora en “días normales”. Según interpretaron voceros del sector, el eje del problema es la caída en las reservas de agua en las centrales hidroeléctricas patagónicas. La disminución de demanda durante el fin de semana permitiría sacar de servicio a estas centrales para darles tiempo a recuperar reservas, y así afrontar el comienzo de la semana próxima con mayor capacidad de generación. Desde el lunes en adelante, se espera el regreso de la ola de frío polar con temperaturas mínimas muy cercanas a cero grado en el área metropolitana.

“Hay que bajar en 1200 megawatts la demanda de potencia”, fue la conclusión en términos técnicos que se planteó en el Comité que encabeza la Secretaría de Energía, coordina Cammesa y del que participan los distintos actores privados del sector eléctrico. Dicho en términos prácticos, las unidades industriales y centros comerciales con mayor demanda de energía deberán reducir su consumo durante las ocho horas que se extiende la restricción a niveles semejantes a los que registraban en el año 2005. Por encima de ese consumo, deberán optar por autoabastecerse, es decir mediante generadores accionados a fueloil o plantas generadoras propias, que tan sólo en muy contados casos poseen. Es una cuestión de medición de costo-beneficio en cada caso decidir si prefieren reemplazar el suministro eléctrico de red por generación alimentada a fuel, más caro, o reducir la producción.

La decisión de aplicar la medida durante el fin de semana busca provocar un efecto atenuado sobre la industria y llegar mejor preparados para afrontar una semana que pinta complicada. Si las reservas de agua en los diques del sistema de represas del Comahue no aumenta hasta el lunes, el aporte de generación que puedan hacer las respectivas centrales hidroeléctricas será escaso. En tal caso, será muy complicado atender con el resto del parque energético una demanda que se avizora otra vez en niveles record cuando vuelva a bajar la temperatura, ya desde el primer día de la semana entrante.

“No se puede descartar que la limitación en la potencia demandada a los grandes usuarios se extienda, después del lunes, a las 24 horas”, alertó anoche, sin intenciones alarmistas, sino con una fuerte preocupación, un vocero del sector eléctrico. Mantener la restricción de uso de energía en un horario limitado obliga a las industrias a reprogramar turnos y concentrar las tareas de producción en los horarios “libres” de limitaciones. Pero si el techo de demanda se extiende a todo el día, no hay otra solución que parar la producción o recurrir a fuentes alternativas de alimentación.

La semana que termina quedó marcada por una serie de suspensiones de turnos en diferentes puntos geográficos, como respuesta de los industriales a la falta de suministro de gas y electricidad. En algunos casos por necesidad, en otros como señal de protesta. En Córdoba, ésa fue la situación en la industria automotriz y sus proveedores autopartistas. Iveco (camiones) y Allevard Rejna (ex Liggett, elásticos) anunciaron suspensiones de personal, según informó el sindicato del sector, Smata. Fiat reprogramó horarios y turnos, medida similar a la decidida en Renault.

En Misiones, autoridades del área de Energía anunciaron que entre las 18 y las 23 horas las ochenta principales empresas de la provincia deberán reducir a la mitad su demanda de potencia. La medida provocó el inmediato rechazo del sector maderero. Ese núcleo de empresas principales de Misiones incluye varias cooperativas. Algunos supermercados, también alcanzados por el recorte, deberán recurrir a grupos electrógenos para mantener la cadena de frío. El sector hotelero anticipó que los principales establecimientos deberán restringir el uso de acondicionadores de aire.

En la provincia de Santa Fe, la limitación en el uso de electricidad también afectó a la industria láctea. La empresa Milkaut afirmó, a través de declaraciones de sus máximos directivos, que la restricción en el uso del gas podría condicionar su capacidad de abastecimiento de productos al mercado. Advirtieron que en la provincia se está tornando “complicado” conseguir fuentes alternativas, como fueloil, para activar los procesos productivos.