La Comisión de Defensa de la Competencia autorizó ayer la venta por parte de Petrobras del 50 por ciento de Transener a la estatal Enarsa y a la privada Electroingeniería. En su dictamen, el organismo dejó expresado que el ingreso de los nuevos operadores no genera distorsiones en el mercado eléctrico que posibiliten un abuso de posición dominante. El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, firmó la resolución avalando la decisión y luego se le comunicó la novedad a las partes. De esta forma, el Gobierno dio finalmente por cumplido el compromiso de desinversión que le había impuesto a la petrolera brasileña en mayo de 2003, luego de varios años de conflicto en los que llegó a bloquear la venta de la empresa a un fondo estadounidense.

Transener controla las redes de alta tensión que forman la columna vertebral del sistema eléctrico nacional. Tiene a su cargo la operación y el mantenimiento de 8800 kilómetros de cableado que antes de la privatización pertenecían a las ex empresas estatales Segba, Hidronor y Agua y Energía. Cuando la familia Pérez Companc vendió a Petrobras su grupo de empresas petroleras, gasíferas y eléctricas, los principales grupos locales se quejaron por la inclusión de Transener en un combo que iba a parar a manos extranjeras. Entonces la CNDC aprobó la venta con la condición irrevocable de que Petrobras se desprendiera de esa firma, pero no puso ningún plazo pues los brasileños pidieron esperar hasta que las condiciones del mercado mejoraran.

En los hechos la venta de Petrobras no garantizaba que Transener quedara en manos nacionales, pues por entonces, la mitad de Citelec, sociedad controlante de la firma, estaba en poder de la inglesa National Grid. Además, los brasileños anunciaron que convocarían a una licitación internacional, donde el comprador que más oferte sería el ganador, sin importar su origen.

En 2005 los ingleses vendieron su participación en Citelec al grupo local Dolphin, controlado por Marcelo Mindlin, y un año después Petrobras anunció la venta de su parte, pero para disgusto del gobierno el elegido fue el fondo estadounidense Eton Park. Entonces comenzaron los problemas. El Ente Regulador de la Electricidad emitió un dictamen en septiembre de 2006 objetando la transferencia por la falta de antecedentes en materia energética que tenía la sociedad compradora. Casi al mismo tiempo la estatal Enarsa y la empresa privada Electroingeniería, cercana al Gobierno, igualaron la oferta.

En febrero de este año, la CNDC se basó en ese dictamen para rechazar formalmente la venta de las acciones a Eton Park y le dio 45 días a Petrobras para que presentara una nueva oferta. Luego los plazos se extendieron porque el fondo estadounidense apeló ante la Justicia, pero a fines de junio la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial respaldó la decisión del Gobierno. A partir de entonces, la venta a la dupla Enarsa-Electroingeniería fue sólo cuestión de tiempo. En julio las partes acordaron la operación y la modalidad de pago. El Enre aprobó la “calidad técnica” de los interesados y ahora la CNDC le puso el moño al paquete autorizando formalmente la venta.