Miércoles, 19 de septiembre de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › ACUSACIONES DE UN EX GERENTE EN EL JUICIO POR LAS NARCOVALIJAS
En el primer día del juicio, el ex gerente de Ventas responsabilizó a Juan Maggio, uno de los dueños de la fallida aerolínea.
Por Carlos Rodríguez
El juicio por el contrabando a España de 58,900 kilos de cocaína que partieron de Ezeiza, en un vuelo de Southern Winds, puede convertirse en una lucha de todos contra todos, entre los ocho imputados. Ayer, tres ex empleados de S.W. dijeron que, por ahora, preferían mantener la boca cerrada en las indagatorias. Un cuarto imputado, el ex gerente de Ventas Fernando Arriete, prendió el ventilador y apuntó a uno de los directivos de la empresa, Juan Maggio, quien quedó fuera de la acusación fiscal. “Ese hombre, al que veía por primera vez, quería hablar con Juan Maggio porque tenía intenciones de hacer una inversión en la empresa”, declaró Arriete. Antes había dicho que Maggio estaba “angustiado” y vivía “a Rivotril (en referencia al sedante)” por la crítica situación de S.W. Cuando los jueces quisieron saber quién era el inversor, Arriete se dio vuelta y dijo mientras apuntaba con el índice: “Ese señor que está ahí y al que nunca más había visto, hasta el día de hoy”. Era otro de los acusados, el español José Ramón González Villar, presunto receptor de la droga que al final quedó varada, sin dueño aparente, en el aeropuerto de Barajas.
Para que no quedaran dudas, el abogado de Arriete, Horacio Galarza de la Cuesta, les dijo a los jueces del Tribunal Oral en lo Penal Económico 3 que su deseo sería que Juan y Christian Maggio, dueños de S.W., estuvieran en el banquillo “cara a cara” con su defendido. Según el letrado, los Maggio hicieron que “la responsabilidad recayera en un grupo preseleccionado de empleados”. Arriete también comprometió a un ex compañero de trabajo y actual co-imputado, Walter Beltrame. De él dijo que fue quien trajo al “inversor” González Villar y puso en boca de Beltrame una frase autoincriminatoria, de ser cierta claro: “Me cagaron, en una de las valijas que mandé yo, había droga”. Beltrame no habló ante los jueces, pero le dijo a Página/12 que nunca dijo esas palabras: “Es falso”.
El juicio oral, cuyo comienzo estaba previsto para las 9, recién largó pasado el mediodía con la lectura de la acusación. El primer revuelo lo produjo la aparición de las cuatro valijas voladoras, donde viajó la droga, que quedaron en exhibición delante del estrado de los jueces. La única ausencia, entre los imputados, fue la de Elena Toimil Batán, esposa de González Villar, quien está internada en una clínica de Pueyrredón al 800. En ese lugar, desde las 11, será indagada hoy por los jueces, si es que tiene la intención de ampliar su indagatoria.
Uno que estuvo sólo a medias fue el remisero colombiano Juan David Aristizábal, quien –según dijo en la audiencia su abogada Patricia Garnero– tenía “un zumbido” en los oídos que no le permitía escuchar bien la acusación. Por eso, los jueces prometieron entregarle copias de lo actuado en la primera jornada. Fue notoria la diferencia de trato recibida por González Villar y Aristizábal por parte de los guardias que lo condujeron a la sala de la planta baja de los tribunales de Comodoro Py. Los dos están detenidos, pero mientras el colombiano iba a todos lados con las esposas puestas, el español se movía con las manos libres.
Los que prefirieron no declarar ayer fueron los ex empleados de S.W. Claudio Baudino, Walter Beltrame y Ariel Tamburrini. Después fue el turno de Fernando Arriete, quien aseguró que es víctima de “un complot” armado por los hermanos Maggio, desde su detención, el 29 de diciembre de 2004, tres meses después del hallazgo, en el aeropuerto de Barajas, de las valijas abandonadas el 17 de septiembre de ese año. “Cometieron una gran injusticia”, insistió Arriete aludiendo al tiempo en prisión. Ahora sigue procesado, igual que sus tres ex compañeros de trabajo. El noveno imputado es Guillermo Sardi. Las indagatorias continuarán hoy.
“No sabía ni que existían estas valijas, no tenía nada que ver con el despacho de valijas”, sostuvo Arriete a lo largo de su exposición de más de tres horas, en la que se repitió todo el tiempo. El ex gerente de Ventas confirmó que Beltrame viajó a España antes de la aparición de la droga. En la causa se sospecha que Beltrame, hijo del entonces jefe del Aeropuerto de Ezeiza, comodoro Alberto Beltrame, habría viajado para encontrarse allá con el cargamento, que finalmente fue abandonado en el aeropuerto de Barajas. Beltrame hijo insiste en que sólo viajó para reunirse con el matrimonio español, supuestos inversores y hoy imputados.
Siguiendo con su línea de defensa, Arriete dijo que Juan Maggio fue quien le ordenó a él que firmara la autorización para ese viaje a Madrid de Beltrame junior. Arriete dijo que Beltrame fue a buscar documentación que acreditara la solvencia de los supuestos inversores, pero uno de los jueces le señaló –con razón– que tiene que haber sido al revés: “La empresa S.W. era la que tenía que darle garantías al inversor”. Más tarde, Arriete dijo todo lo contrario, respecto de los avales. Dejó varias dudas, como por ejemplo cuando dijo, en varias ocasiones, que meses después del hallazgo de la droga él no sólo no se había enterado de nada sino que nunca había hablado nada del tema ni con los Maggio, ni con Beltrame, ni con nadie. Fuera de la audiencia, Beltrame dijo que Arriete dijo “varias mentiras”, pero igual justificó su silencio en la sesión de ayer: “Ya declaré 60 horas (en la instrucción) y tuve varios careos”. Se presume que, tarde o temprano, todos dirán lo suyo, si las cosas empiezan a complicarse en un juicio oral que durará varios meses.
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