ECONOMíA › ATAQUES A ESTADOS UNIDOS Y EL FMI POR LATINOAMERICA
España no renuncia al patio trasero
“¿Alguien es tan cándido como para pensar que el Departamento del Tesoro hubiera dejado pudrir la situación en la Argentina, Brasil o Uruguay si el principal banco extranjero en Latinoamérica fuese el Chase Manhattan en lugar del Santander y el BBVA?”, pregunta retóricamente Alfredo Abián, director adjunto del diario catalán La Vanguardia en un comentario que acusa a Estados Unidos de querer debilitar las inversiones españolas en su “patio trasero”, valiéndose para ello de una “herramienta implacable”: el FMI. La nota refleja el fervor nacionalista que impregna el seminario “Iberoamérica y las empresas españolas”, que organiza el Santander Central Hispano en la Universidad Menéndez Pelayo de la cantábrica Santander.
“Nacionalmasoquistas” y “papanatas” llamó un miembro del gobierno de José María Aznar a quienes critican la exposición de las empresas hispanas en América latina, a la luz de la crisis regional. Para Miguel Angel Cortés, secretario de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica, “es falso” que la caída bursátil de las compañías españolas con inversiones en Latinoamérica se deba a éstas.
El funcionario repudió “los intentos de encauzar la cólera de los accionistas que han perdido sus ahorros hacia los gestores de las empresas” y afirmó que esas críticas provienen de la irritación que la “vitalidad de las empresas españolas” provoca en el extranjero, y responden a un sentimiento de “nacionalmasoquismo”, o bien a un “papanatismo que intenta reproducir la opinión del Wall Street Journal”, o a una “actuación mercenaria”.
Según este secretario de Estado del centroderechista Partido Popular, España “ha estado haciendo el canelo (algo así como el gil o el otario) durante 185 años, pero en los últimos 27 (es decir, desde la muerte del generalísimo Franco) lo está haciendo muy bien en el terreno político”. Cortés se negó “a ver Iberoamérica como una región sin futuro, abocada al populismo y a la corrupción”.
En el mismo seminario, Antonio Gomis, director de Relaciones Externas de Repsol-YPF, se mostró asombrado de que los mercados estén valorando a la petrolera como si YPF valiera cero, cuando Repsol pagó por ella 15 mil millones de dólares en efectivo en 1999. Para Gomis, si se toma como parámetro lo que Petrobras pagó por Pérez Companc, YPF vale entre 7 y 11 mil millones de dólares. De este modo, la acción de Repsol debería estar cotizando a unos 22 euros, en lugar de los 13 en que está.
Francisco Luzón, director general del Santander (SCH), acusó al Fondo Monetario de haber tardado más de ocho meses en anunciar un acuerdo con la Argentina, aunque en un plano más general admitió que Latinoamérica “está pasando por una fase inequívocamente mala”, pero indicando que la solución no puede estar en “anunciar al mercado que se va a operar sin la red de seguridad de los organismos multilaterales, pues lo único que lograremos será la certeza del contagio” de la crisis a otros países del área.
Mientras advertía a los países ricos para que no conviertan con su proteccionismo a Latinoamérica “en una segunda Africa”, Luzón mostró su rostro más descarnado: “De nada serviría –dijo– acumular activos en la región si sus crisis recurrentes interrumpieran el flujo de dividendos y de servicio de su deuda”.
A tono con las clarinadas nacionalistas que están resonando en Santander, y de la presunta pugna con Estados Unidos, el gobierno español se propone plantear un litigio ante el Tribunal de La Haya para intentar evitar que aquel país produzca vinos con nombres como Rioja, Jerez y Málaga a partir de uvas norteamericanas. Madrid intentará trabar así una norma sancionada por el Senado estadounidense, autorizando a que los bodegueros presenten vinos con las denominaciones de caldos españoles.
Otra disputa comercial entre los dos países estalló tras la restricción norteamericana a la importación de clementinas españolas, dando como buena la existencia de larvas vivas junto con otras muertas en esas frutas de origen valenciano. Un tribunal de Filadelfia acaba de rechazar el recurso que la interprofesional citrícola hispana presentó contra esa medida.