ECONOMíA › LUIS PAGANI, DE ARCOR Y AEA
“Debemos hacer un mea culpa”
El flamante presidente de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) y uno de los dueños de la multinacional argentina Arcor señaló en un reportaje con Página/12 que no está de acuerdo con la estatización de la deuda privada en dólares. Y alienta una rápida normalización del sistema financiero.
Por Cledis Candelaresi
Luis Pagani, presidente y dueño de la multinacional argentina Arcor, acaba de reemplazar a Oscar Vicente, del grupo ahora brasileño Pérez Companc, en el comando de la Asociación Empresaria Argentina. Hasta el momento, AEA eludió pronunciarse públicamente sobre cuestiones sensibles como el corralito o la pesificación. En diálogo con Página/12, su flamante titular ayer pasó revista a esos puntos, previno sobre una eventual reestatización de empresas y desechó un seguro de cambio.
–¿AEA seguirá reclamando alguna asistencia para las empresas endeudadas en dólares, llámese seguro de cambio?
–De ninguna manera. AEA se le puso el mote de buscar seguro de cambio pero no es así: ni el Estado ni la sociedad argentina lo resistirían. Lo que propiciamos es que el Estado acuerde lo antes posible los términos de su deuda pública, al menos con los organismos multilaterales. Este acuerdo podría acompañar la renegociación de las obligaciones privadas, ayudando a flexibilizarlas. Sólo se trata de eso.
–¿Este sería el único tipo de asistencia estatal?
–Con la devaluación mexicana, las empresas consiguieron una prórroga en los plazos de pago, de modo tal que pudieron recomponer su caja. De eso se trata.
–¿El default de algunas privatizadas, como Telecom o Aguas Argentinas, es expresión de un auténtico problema de caja o se trata sólo de un mecanismo de presión para lograr alguna concesión del Estado?
–Algunas de esas empresas, por ejemplo de comunicaciones, realizaron inversiones muy grandes y eso justifica su endeudamiento. Al mismo tiempo, enfrentan el problema de las tarifas congeladas, tema en el que AEA no intervendrá. Pero es cierto que resulta imprescindible garantizarles un ingreso que permita mantener el nivel de inversiones. Lo que sí nos preocupa es la idea de reestatizarlas: es algo peligroso, que podría entrañar una involución del país. También creo que hay que tener en cuenta el riesgo de que inicien acciones legales, que pueden transformarse en juicios millonarios contra el Estado, de esos que pagamos todos.
–¿Cree que el gobierno de Eduardo Duhalde o su eventual sucesor, si fuera justicialista, podría encarar un proyecto de reestatización de empresas?
–Sé que existen ideas en ese sentido, aunque no se las puedo atribuir al gobierno actual. En los últimos años, Argentina dio un salto cualitativo importante en infraestructura y sería importante no volver atrás.
–Los técnicos y legisladores oficialistas sí tienen idea de evaluar las tarifas públicas en función de las importantes utilidades que tuvieron las prestadoras hasta diciembre y no en base a un criterio fotográfico de ver sólo cómo están hoy, tras la devaluación.
–Es un criterio muy miope que mira sólo el corto plazo. Tomar revancha porque unas empresas ganaron mucho sería muy nocivo no sólo para las privatizadas, sino para todos los que invierten en el país. AEA sí tiene intenciones de preservar la propiedad privada y el libre comercio.
–¿La pesificación sí es una buena idea?
–Yo iría un renglón más atrás. La pesificación es consecuencia de la devaluación. En lo personal, no propicié nunca el abandono de la convertibilidad. Por el contrario, advertí sobre los riesgos de hacerlo. Pero ahora lo que más interesa es reconstruir hacia adelante sobre dos objetivos: volver a tener un sistema financiero y una moneda.
–¿Cuál debe ser la prioridad en materia de comercio exterior: Mercosur o ALCA?
–Mercosur, desde ya. Tener una región compactada como un mercado fue positivo. Como un segundo paso, se puede pensar en el ALCA. Pero hay que saber negociar muy bien los términos y hacerlo con mucho cuidado, sabiendo reclamar, por ejemplo, la eliminación de los subsidios.
–¿Qué tienen en común empresas tan diferentes como las que integran AEA?
–El 90 por ciento de los socios venían del Consejo Empresario Argentino y de la Fundación Invertir y por eso AEA es multisectorial. No hay intereses contrapuestos sino el común propósito de que le vaya bien al país.
–¿La pesificación de los pasivos bancarios podría ser un interés común?
–Lo que interesa a todos es la solución del problema del corralito. No se puede beneficiar a un sector y al mismo tiempo matar una generación de ahorristas. Esta es una solución miope que hipoteca el futuro del país: si no hay ahorro, ni hablar de tener crédito o reactivación.
–¿Entonces los bancos deberían devolver los depósitos en la moneda original?
–No quiero entrar en precisiones técnicas. Lo que hay que hacer es reconstruir un sistema financiero y esto supone tener ahorro.
–Hace un año usted aseguraba que los bancos aún tenían que poner su parte. ¿Ya la pusieron?
–La crítica que yo hacía era que los bancos estaban muy cómodos. Ahora les cabe hacer un mea cupla por haberle prestado al Estado a cualquier tasa. No se preocuparon por ser competitivos. Como empresarios tenemos que hacer un mea culpa ante la sociedad y ver cómo se puede asistir a los 3 millones de desocupados y luego reinsertarlos en la actividad formal.
–¿Cómo lo evalúan al presidente Duhalde desde AEA ?
–No cabe duda que es parte de un gobierno de transición y su propósito es entregar encauzado el país en mayo. Desde AEA anhelamos que pueda cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario y fije las bases económicas para que Argentina vuelva a crecer.
–¿Esas bases podrían sostenerse si a las próximas elecciones las ganara Elisa Carrió, por ejemplo?
–Quien gane las elecciones en las condiciones actuales no podrá excluir a ningún sector. No tenemos ninguna bandería política. Si resultara electa Elisa Carrió, igualmente le acercaríamos, a modo de propuesta, los trabajos que están preparando nuestras cuatro comisiones.
–¿La Asociación surgió para llenar el vacío de poder que dejaron otras entidades como la UIA, desprestigiadas y con escaso poder de negociación?
–No. AEA es una entidad suprasectorial, que no reemplaza a ninguna cámara sectorial. Está por arriba y no pretende inmiscuirse en temas específicos sino levantar como premisa el respeto a la propiedad privada. Si esto fuera vulnerado, ahí si vamos a actuar.
–¿Qué significa “actuar”?
–Intervenir de algún modo si vemos que se avasalla la propiedad privada.
–¿Alentando juicios contra el Estado, por ejemplo?
–De ninguna manera. Actuar es tratar de influir en políticas públicas, por ejemplo, para que se hagan modificaciones en el régimen impositivo.
–¿AEA avalaría un cambio que haga más progresivo un sistema tributario, con más tributación sobre la riqueza o ganancias, o controlando precios de transferencia?
–Sí. Creo que hay que ir a un sistema más moderno, que aliente la inversión y premie al que reinvierte sus utilidades. En Chile o en Irlanda se premia al que arriesga.
–¿Desde la Asociación se proyecta sobre la base de que pueden anticiparse las elecciones presidenciales?
–La institución no hace especulaciones en ese sentido. Personalmente creo que más importante que anticipar las elecciones es que cada ciudadano vote bien. Es decir, que se pueda conocer en detalle cada propuesta.