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Hay que reconocer que no se rinde fácilmente. Horacio Massaccesi fue dos veces gobernador de Río Negro, después candidato a Presidente. Era senador y quiso ser intendente de Viedma por el radicalismo, pero la Justicia se lo impidió. Entonces intentó presentarse por la Democracia Cristiana. Tampoco pudo, por lo que finalmente postuló a su mujer. Después de tantas campañas, ayer anunció la formación de un nuevo partido político rionegrino, Rumbo Nuevo, para pelear –otra vez– la gobernación de su provincia.
–¿Por qué decidió presentarse otra vez?
–Porque hay mucho para hacer en la provincia y creo tener la experiencia necesaria. La intención no es quedarnos en un partido, porque creemos que hay que abrir la propuesta hacia un Frente que será seguramente lo que nos va a identificar, y para eso dialogamos con gente de la Democracia Cristiana, del MID y del Partido Provincial Rionegrino.
–¿Por qué por fuera de la UCR?
–Mi carrera en el radicalismo ha terminado, aunque hablé con (Raúl) Alfonsín antes de tomar esta decisión, porque es el único que merecía una explicación. Yo estoy en desacuerdo con el rumbo que ha tomado el radicalismo de Río Negro y también con el del partido a nivel nacional. Yo, de hecho, fui expulsado de la UCR hace tres años.
Se refiere a lo que ocurrió en 1999, cuando buscó volver a la política rionegrina como candidato a intendente de Viedma. En ese momento, su ex delfín y actual archienemigo, el gobernador Pablo Verani, presentó un recurso que, después de una pequeña batalla judicial, derivó en la candidatura de la mujer de Massaccesi, Patricia Querejeta, por la Democracia Cristiana. “Verani no quería internas y por eso decidimos tomar ese camino. Nos fue bastante bien: sacamos el 20 por ciento de los votos”, asegura el ex gobernador, que en ese momento fue expulsado de la UCR por “inconducta partidaria”.
–En 1995 usted fue candidato presidencial del radicalismo y terminó tercero. Ahora hay muchas posibilidades de que la UCR salga cuarta. ¿Eso lo deja más tranquilo?
–El radicalismo pagó con un duro precio su indefinición. En 1995 me fue mal desde el punto de vista electoral, pero no estuve equivocado en la propuesta. Yo dije que había que salir gradualmente de la convertibilidad, que estaba destruyendo las economías regionales. Después me opuse a la Alianza y a la cavallización del Gobierno.
–¿Después de tantos años, no le parece que ya es suficiente?
–Yo tengo 54 años y entiendo que no he perdido la coherencia. Además, en Río Negro hay mucho por hacer. Como dijo Perón, no es que nosotros hayamos sido tan buenos, sino que los que vinieron después fueron mucho peores.