El primer ministro británico, Gordon Brown, declaró que hará todo lo que sea necesario para mantener la estabilidad del sistema financiero, tras decidir la nacionalización del banco Bradford & Bingley (B&B). Mientras se desploman los precios de las viviendas en Gran Bretaña y los conservadores culpan a banqueros y corredores de bolsa por la actual crisis económica, las autoridades británicas se aprestan a dar pelea tomando “toda medida decisiva que sea necesaria para proteger los depósitos de los ahorristas y salvaguardar los intereses de los contribuyentes”.

Brown se declaró “muy decepcionado” por el rechazo, en la Cámara de Representantes, del plan de rescate del sector financiero estadounidense. El jefe del gobierno indicó que había enviado “un mensaje a la Casa Blanca sobre la importancia que él otorga a la acción decisiva que debe emprenderse”. “La votación que se produjo en Estados Unidos es muy decepcionante”, declaró.

Ayer por la mañana, el gobierno británico confirmó la nacionalización del banco prestamista B&B y la venta de sus negocios de préstamos y sucursales al banco español Santander, dueño del británico Abbey, que a su vez está en proceso de completar la adquisición del Alliance & Leicester (A&L). Poco antes, el ministro de Economía británico, Alistair Darling, declaró a la radio 4 de la BBC que el gobierno se apresuró a nacionalizar el B&B “para proveer de estabilidad” en el sector financiero de Gran Bretaña. La conducción laborista del país había nacionalizado en noviembre pasado al banco hipotecario Northern Rock, para evitar que la entidad bancaria se declarara en quiebra.

“Todo el mundo verá que hemos tomado medidas decisivas en todo momento; trabajaremos noche y día para asegurar que Gran Bretaña puede superar bien esta desaceleración; mi labor es trabajar noche y día por la estabilidad del sistema”, agregó Brown.