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La crisis en Estados Unidos se cobró su banco número 30. Esa es la cantidad de entidades financieras que cayeron desde julio de 2007, cuando empezó a estallar la burbuja de las subprime. Ayer fueron dos entidades menores, una del estado de Utah y otra de Florida. Se trata de los bancos Magnet Bank de Salt Lake City y el Ocala National Bank. En ambos casos, sus carteras serán absorbidas por otras entidades financieras, que prometieron devolver el dinero a los ahorristas. El sistema bancario estadounidense empezó a derrapar en 2007, con la quiebra de tres entidades. El año pasado fueron 25 y ahora ya van 2. A eso hay que sumar los millonarios aportes estatales a los más grandes, el Bank of America y al Citigroup, que aun no consiguen estabilizarse y sigue circulando la versión de una eventual nacionalización.

El presidente Barack Obama anticipó ayer a través de su alocución semanal transmitida por radio e Internet que el secretario del Tesoro, Tim Geithner, anunciará una nueva estrategia frente a la crisis. Será “para revivir el sistema financiero. Permitirá que el crédito vuelva a fluir a las empresas y las familias”, prometió. El presidente no abundó en detalles, aunque sí precisó que “al tiempo que impulsamos la creación de empleo también debemos garantizar que los mercados sean estables, el crédito fluya y las familias puedan continuar en sus viviendas”.

“Ayudaremos a rebajar los costos de las hipotecas y extender créditos a las pequeñas empresas para que puedan crear empleos”, sostuvo el mandatario. Hasta el momento, el gobierno de Obama puso énfasis en la aprobación de un plan de estímulo económico dotado con 819.000 millones de dólares, que la Cámara de Representantes aprobó a mitad de semana. Ahora se espera que el Senado lo convalide esta semana.

Cerca de 275.000 millones de dólares se destinarán al recorte de impuestos a las familias, y aproximadamente 500.000 millones irán a parar a inversiones en infraestructura, energía y nuevas tecnologías, en una estrategia que, según el presidente, permitirá crear o salvar más de tres millones de empleos. Además de este plan, todavía sigue en marcha el programa de rescate al sistema financiero que lanzó George Bush, por 700.000 millones de dólares, del cual ya se desembolsó la mitad.