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La aseguradora estadounidense AIG, que registró 100.000 millones de dólares en pérdidas en 2008, fue objeto de una nueva intervención del Departamento del Tesoro, con la concesión de 30.000 millones de dólares más en ayuda y la toma de participación en dos filiales del grupo. Esta intervención, en la que participó la Reserva Federal (Fed) de Nueva York, tiene como objetivo una “reestructuración ordenada” de AIG, subrayó el Departamento del Tesoro. Prevé “reforzar las finanzas de la empresa” pero también “la separación de actividades no centrales de AIG’’. Se prevé que el Estado retenga un 77,9 por ciento de AIG.

Este anuncio había sido anticipado por el mercado en días pasados, ante el deterioro de la situación financiera de AIG desde la primera intervención del Tesoro, en septiembre pasado, y frente al riesgo potencial de quiebra para el ex número uno mundial de los seguros. “En vista del riesgo sistemático que AIG continúa demostrando y la fragilidad de los mercados actualmente, el costo potencial para la economía y para el contribuyente de una inacción del gobierno sería extremadamente elevada”, destacó el Tesoro en un comunicado. AIG, que ya ha recibido 150.000 millones de dólares en ayuda federal desde septiembre a cambio de ponerse bajo tutela de las autoridades estadounidenses, ofrece sus servicios de seguros a más de 100.000 entidades, entre empresas, municipalidades, instituciones financieras y fondos de retiro en 130 países, recordó la nota.

AIG informó ayer una pérdida neta record de 61.700 millones de dólares en el cuarto trimestre de 2008, elevando a 100.000 millones de dólares sus pérdidas en todo el año pasado. La pérdida del cuarto trimestre es incluso más fuerte de lo que temían los analistas la semana pasada, dado que apuntaban a 60.000 millones de dólares, un record de pérdidas para una empresa estadounidense. AIG explicó en un comunicado haber sufrido “el brutal deterioro de los mercados de crédito y de provisiones para la restructuración en curso de sus actividades”. El presidente ejecutivo Edward Liddy subrayó que los “instrumentos gubernamentales puestos a disposición” harían “una gran diferencia” y auxilian a un grupo cuya situación “empeoró considerablemente en el cuarto trimestre a causa de la degradación de la economía y de los mercados mundiales”.

El ejecutivo reconoció que AIG tiene aún “problemas urgentes que solucionar para garantizar la viabilidad del núcleo de las actividades”. Excluyendo elementos excepcionales –depreciaciones de activos, pérdidas netas de ciertos productos financieros, entre ellos los adosados a pérdidas hipotecarias comerciales–, el grupo acusa una pérdida de 37.900 millones de dólares, lo que representa 14,17 dólares por acción. En todo 2008, AIG totaliza 99.300 millones de dólares de pérdidas netas.