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Con los pagos de la deuda suspendidos por el default y retaceando la entrega de fondos a todos los organismos y programas, el Tesoro Nacional cerró enero con un déficit de caja que el secretario de Hacienda, Oscar Lamberto, cifró ayer en 727 millones de pesos. Pero lo que verdaderamente le interesó resaltar es que, en base devengado, se alcanzó un superávit financiero de 359 millones, lo cual, dijo, “cumple con las metas devengadas del (proyecto de) Presupuesto que está en el Congreso” y todavía no recibió sanción. Hay que tener en cuenta además que las transferencias que el fisco nacional cubre con la emisión de Lecop no son contabilizadas como gasto con el pretexto de que no se erogan pesos.
Lamberto vaticinó que la recaudación impositiva sería “mejor” en febrero que en enero, lo cual solamente quiere decir que podría caer menos en relación al año pasado. Hacienda estaría previendo para este mes una merma superior al 12 por ciento, que sería grave pero no catastrófica. Sin embargo, esto solo es cierto contabilizando los ingresos en pesos, ya que en dólares el derrumbe es estrepitoso. Se disuelve así la capacidad estatal de afrontar su deuda externa.
“En los últimos días comenzó a crecer el IVA, sorprendentemente -destacó el titular de Hacienda–. Tal parece que la gente se está animando a gastar más”, consideró. Sin embargo, en la recaudación de este tributo puede estar comenzando a gravitar la inflación, ya que se calcula sobre los precios de venta. Obviamente, todo el esquema presupuestario para el 2002 se apoya en el supuesto de que ni los empleados públicos ni los jubilados recibirán reajuste nominal alguno, por más que se erosionen sus ingresos.
En otro orden, Lamberto explicó que las deudas en concepto del Fondo de Incentivo Docente se harán con dinero del Tesoro nacional.