ECONOMíA › UNOS 3000 CHICOS HABRIAN SIDO AFECTADOS POR LA CAIDA DE LAPA ESTUDIANTIL
La ilusión de ir a Bariloche, quebrada
El viaje de egresados es un evento que los chicos esperan durante años. Por eso, cuando, tras la caída de LAPA, su subsidiaria LAPA Estudiantil dejó de responder sus llamados, los alumnos de quinto año que habían contratado esa empresa para ir a Bariloche no pudieron creer lo que les estaba pasando. “Nosotros contratamos a LAPA por su nombre, porque era una empresa supuestamente seria y ahora nadie da la cara para decirnos qué va a pasar”, relató angustiado Martín Rizzo, de la escuela ENSPA de Avellaneda, frente a la sede de la compañía, adonde anoche se juntaron más de un centenar de adolescentes para intentar encontrar una respuesta a sus reclamos. Pese a que aún no hay precisiones, serían más de tres mil los estudiantes afectados.
“Desde el día en que entramos al colegio que estamos pensando en este viaje. Nos mataron, nos quitaron la ilusión”, contó Tamara, del colegio Padre de Elizabel, de Ciudadela. Ella, como varios miles de adolescentes, habían contratado el año pasado su viaje de egresados con la empresa Lapa Estudiantil por considerarla una de las más serias dentro de un mercado de los viajes estudiantiles, que no se caracteriza precisamente por su transparencia.
Los chicos firmaron el contrato, pagaron las cuotas y se prepararon a disfrutar aquello por lo que tanto habían soñado. Obviamente no se imaginaban que pocos meses después estarían saltando y gritando frente a la puerta de la empresa, para exigir que les devuelvan su plata o el viaje y la ilusión.
Las cosas comenzaron a complicarse cuando a mediados de abril LAPA repentinamente se desplomó y dejó varados a cientos de turistas en el aeroparque. Frente a este episodio, muchos de los padres se comunicaron con la empresa para ver qué iba a suceder con el viaje de sus hijos. “Quédense tranquilos, Lapa Estudiantil es una empresa aparte”, dicen que contestaron al principio desde las oficinas de la firma. Después nada más, sólo silencio. Los coordinadores dejaron de llamar para exigir el pago de las cuotas y nadie atendió sus llamadas.
“Cuando nos vendieron el viaje, nos aseguraron que para que quebrara LAPA, tenía que quebrar el país. Ahora no podemos encontrar a nadie que de la cara y nos diga cómo piensan solucionar esto”, se quejó amargamente Tamara, mientras el resto de sus compañeras se arremolinaba a su alrededor para contar su experiencia personal, como la de esa chica que durante todo el último año, después del colegio, se iba a trabajar para poder pagar los 690 pesos que costaba el viaje. “A nosotros juntar otros 600 se nos va a hacer muy difícil. Queremos que venga (Daniel) Scioli y nos diga algo”, añadió Florencia, del Francisco Javier, de Palermo.
Si bien aún no hay precisiones, ya que la empresa se negó a responder la intimación que le envió la Secretaría de Turismo, que encabeza Scioli, para que aclare la cantidad de afectados, muchos de los presentes en la manifestación de anoche señalaron que serían más de 3000, la mayoría de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, un número suficiente para que los legisladores porteños tomarán cartas en el asunto para intentar resolver la situación. “Hemos intimado a LAPA Estudiantil para que ratifique o rectifique los términos del contrato ya que, como los chicos comenzaban a viajar en junio, todavía no hay incumplimiento del mismo. De todas formas, nos hemos comunicado con dos hoteles donde supuestamente iban a ir los estudiantes y nos dijeron que no hay ninguna reserva hecha”, explicó a Página/12 el titular de la Comisión de Defensa del Consumidor de la Legislatura porteña, Jorge Casabé (UCR), desde donde se está asesorando a los afectados.
Mientras tanto, frente a LAPA Estudiantil, un precario cartel resume el sentimiento de todos: “Ilusión frustrada”, dice pintado con tempera. No hace falta agregar nada más.
Producción: Damián Paikin.