“Las finanzas no tienen ética. En todo caso, las personas la tienen. El objetivo de las finanzas es la acumulación y la concentración. Si dejamos que las asimetrías sean corregidas por la ética personal, tenemos un problema. Por eso la relevancia de la política. El Estado es el que articula las políticas para modificar las situaciones de concentración y desigualdad del sistema capitalista.” El presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni, defendió el rol del Estado para potenciar los procesos de desarrollo locales. El funcionario participó del panel “Finanzas Eticas, una Banca Sustentable”, que se desarrolló durante el Primer Congreso Internacional de Responsabilidad Social. Del encuentro también participaron Paula Español, segunda candidata a senadora por la Ciudad de Buenos Aires (FpV), y Carlos Heller, presidente del Banco Credicoop y diputado nacional. Ambos defendieron el nuevo rol del Banco Central, a partir de la modificación de su carta orgánica, y a la banca pública y cooperativa, como instrumentos de política económica contracíclica. También estuvieron Fernando Straface, director ejecutivo de Cippec, y Luis Cerolini, director del Banco Macro.

El estallido de la crisis económica internacional puso nuevamente en evidencia los desajustes del sistema capitalista. Frente a ese escenario, Marangoni explicó que ninguna posible solución podría llegar a partir de la buena voluntad de los actores involucrados (en el sistema financiero). Por eso reivindicó la relevancia del Estado para articular políticas contracíclicas. “La política sirve para construir poder. Y el poder puede. Hay cosas que los agentes económicos no las van a hacer per se. Es decir, si no hay Estado ni regulación, hay cosas que no suceden”, aseveró el presidente del Bapro.

Una de las principales políticas que rescataron los exponentes fue la modificación de la carta orgánica del Banco Central, que amplió el objeto social de la institución para potenciar el desarrollo económico y la generación de empleo. También se resaltó la norma que modificó la regulación sobre el mercado de capitales y la obligatoriedad de las empresas aseguradoras de invertir parte de sus ganancias en el sistema productivo.

“El aumento de los créditos a las pymes subió en un año y medio un 300 por ciento. La línea de inversión productiva ya destinó más de 32 mil millones de pesos a la industria, de los cuales el 50 por ciento son pymes. La regulación cumple una función de responsabilidad social. En este sentido, el Estado, a través de su banca pública, está regulando al sistema financiero”, explicó Español. Según sus cálculos, el sector productivo recibirá 10 mil millones de pesos direccionados desde las empresas aseguradoras y otros 20 mil millones de pesos que surgen de la obligatoriedad de los bancos de prestar al sector productivo y a las pymes.

“Todos escuchamos que en el mundo de hoy hace falta asumir un profundo desafío ético. Yo empezaría diciendo que ese desafío no lo tienen todos por igual, lo tienen las clases y los sectores que gobiernan, los que toman decisiones, los que juzgan, los que comunican mediáticamente, y los que ejecutan políticas”, resaltó Heller al inicio de su exposición.

La mirada individual sobre la responsabilidad ética lleva, en la Europa actual, el nombre de “austeridad”. Sin embargo, para Heller este concepto no es otra cosa que la aplicación de un ajuste generalizado sobre toda la sociedad. De ahí la necesidad de potenciar a las instituciones públicas y públicas no estatales como instrumentos de regulación del sistema capitalista.

“Nosotros celebramos la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central y la vuelta a una institución activa. La modificación le devolvió roles vinculados con la defensa del trabajo, la producción, las economías regionales, y en ese marco generó otras tan importantes como el Préstamo de Inversión Productiva. Estos cambios no fueron por voluntad del sistema bancario sino como consecuencia de la regulación”, concluyó Heller.

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