ECONOMíA › CUáLES SON LOS MOTIVOS QUE LLEVARON AL ACUERDO MARCO CON CHINA

Las razones del convenio

En Economía afirman que el acuerdo centraliza los vínculos con China porque ahora hay varios proyectos que el Ejecutivo y las provincias tienen con el país asiático en simultáneo y sin coordinación. No se modifica ninguna legislación vigente.

 Por Javier Lewkowicz

El acuerdo con China tiene para el Gobierno un objetivo diferente del que le atribuyó parte de la UIA y la oposición. Una alta fuente del equipo económico explicó a Página/12 que el convenio permite ordenar internamente la relación con el gigante asiático. Sucede que en la actualidad hay muchos proyectos que el Ejecutivo nacional y las provincias tienen por separado, en simultáneo y descoordinados. Los chinos, en cambio, tienen centralizado su esquema decisorio y se aprovechan de la desorganización argentina para dilatar compromisos o “correr los arcos” en las negociaciones. El acuerdo marco es una réplica de los firmados con otros países y no modifica ninguna legislación vigente en favor de China.

El sector de la UIA liderado por Techint y la oposición marcó dos puntos conflictivos del acuerdo con China. Son el punto 5, que establece que “las adquisiciones –en materia de infraestructura– podrán efectuarse a través de la adjudicación directa siempre que estén sujetas a financiamiento concesional de la parte china y que la adjudicación se realice en condiciones ventajosas de calidad y precio”; y el punto 6, que define que “cada parte otorgará a los nacionales de la otra facilidades para la realización de actividades laborales o profesionales en condiciones de igualdad con los nacionales del Estado receptor, siempre que se hubieran concedido los permisos de residencia y de trabajo”.

“El acuerdo no modifica en ningún punto la Ley de Inversiones Extranjeras, la Ley de Migraciones ni el régimen de contratación pública que están vigentes”, dicen en el equipo económico. Es que se trata de un convenio marco, cuyo real desenvolvimiento se verá luego en el terreno de la gestión. “El acuerdo sirve para canalizar los proyectos específicos por esa vía. De hecho el texto es casi idéntico a los de otros acuerdos bilaterales, como los firmados a fines de los ’80 con España e Italia”, explican.

Eso no quiere decir que el acercamiento con China no implique riesgos concretos para la Argentina. De hecho, la relación comercial en la última década creció de la mano de la venta de soja y derivados y la compra de maquinaria y tecnología, un tipo de inserción externa tan conocida como fallida. Y ese vínculo comercial avanzó sin acuerdo marco de por medio. Por otro lado, el financiamiento chino permite realizar obras de infraestructura sin condicionamiento político pero sí industrial, porque el equipamiento más sensible, sobre todo en el caso de las represas, será asiático. Tampoco eso depende del acuerdo marco sino de cada proyecto en particular. En cada caso, entonces, deberá evaluarse la experiencia de la industria local y la urgencia de contar con la obra.

China en la región

El acercamiento de la región a China es analizado por Foreign Affairs Latinoamerica en su último número, en un artículo de Evan Ellis, profesor del U. S. Army War College Strategic Studies Institute, y Ulises Granados, profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México. El Foreign Affairs es una revista publicada por el Council of Foreign Relations, una entidad con mucha influencia sobre la política exterior norteamericana.

En el plano monetario, los autores advierten que “China aplica estrategias para aumentar la internacionalización del yuan, lo que en Latinoamérica comienza a ser visible en los acuerdos de intercambio de divisas”, y citan el swap firmado con Brasil y con Argentina.

Explican que “desde 2008 las empresas chinas han empezado a establecerse en la región en minería, petróleo, agricultura, construcción, manufactura, telecomunicaciones, logística y la banca”. Los autores destacan la compra de acciones en Repsol y Noranda Aluminium en Brasil, Bridas y Occidental Petroleum en Argentina, Petrobras en Perú, Nexen en Colombia, y la inversión de 40 mil millones de dólares en la faja del Orinoco, Venezuela. Además, complejos de refinación de azúcar en Jamaica, procesadoras pesqueras en Perú o autorizaciones para la tala de bosques en Guyana. En el sector bancario, ponderan los primeros pasos en la región del Industrial and Commercial Bank of China y del China Construction Bank.

En infraestructura, mencionan los acuerdos para la construcción de hidroeléctricas en Ecuador, Belice y Honduras, termoeléctricas, puertos, ferrocarriles y casas en Venezuela, caminos y puentes en Guyana, Jamaica y Surinam. Uno de los proyectos económicos más ambiciosos de China en la región es el plan para el desarrollo del canal de Nicaragua, obra que está valuada en 50 a 80 mil millones de dólares. El vínculo entre Argentina y China gira alrededor del swap, los trenes de pasajeros, el Belgrano Cargas, las represas y las próximas centrales nucleares.

“Washington ya no puede presumir de un ‘dominio’ exclusivo de la región para imponer su modelo económico, su agenda política ni sus prerrogativas sobre derechos humanos, seguridad y cooperación”, concluye el artículo.

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Cristina Fernández de Kirchner y su par chino, Xi Jinping, durante su última visita a Argentina.
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