Jueves, 26 de febrero de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › ANULADAS LAS ABSOLUCIONES EN UN CASO DE TRATA, HABRá OTRO JUICIO
En 2010, la joven J. N. C. fue secuestrada y explotada sexualmente. Tres años después, la Justicia santafesina absolvió a todos los acusados porque no había pruebas materiales. La Cámara revocó ese fallo y ordenó un nuevo proceso.
Por Soledad Vallejos
La Justicia santafesina revocó la absolución de seis acusados en un juicio por trata y explotación sexual y ordenó que se realice un nuevo proceso ante otro tribunal. De manera muy similar a lo que sucedió en Tucumán con el primer fallo del juicio por la desaparición de Marita Verón, la Cámara Federal de Casación Penal provincial consideró que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOCF) de Santa Fe no evaluó correctamente los testimonios e incurrió en error al absolver porque la víctima, J. N. C., quien era menor de edad al momento de ser secuestrada y explotada sexualmente, no había tenido un relato homogéneo con secuencia impecable de detalles y que la acusación se basaba en sus dichos, no en pruebas materiales.
Con la revocación, la Cámara dio la razón a la apelación del fiscal general ante el TOCF, Martín Suárez Faisal, y el titular de la Procuraduría de Trata y Explotación Sexual (Protex), Marcelo Colombo, para quien las absoluciones fueron “una barbaridad”. “Con ese fallo y los argumentos del tribunal, queda claro que fueron ignorados todos los elementos de prueba, que daban a entender razonablemente que la chica, que era menor de edad, era víctima y había sido secuestrada y prostituida contra su voluntad”, dijo Colombo a este diario. El fiscal recordó, además, que “las víctimas en casos de trata y explotación son víctimas especiales. Esperamos que esta revocación sirva para que otros tribunales oigan”.
En la resolución de septiembre de 2013 en la que absolvió a los seis acusados, el TOCF había explicado que “dar por sentado que la denunciante dice la verdad y los imputados no implicaría una clara violación al principio de igualdad ante la ley”. Los jueces María Ivón Vella y Miguel Abásolo, con disidencias parciales de José María Escobar Cello, señalaron en el fallo que “la imputación basada en una declaración que se contrapone a otra declaración (...) exige razones de peso contundentes para que se dé más valor a la palabra del acusador que a la del acusado”. A la hora de evaluar la carga de verdad de J. N. C., los jueces sopesaron las palabras de testigos, entre los cuales se contaban vecinos de los acusados. “Considerar que más de setenta personas que prestaron testimonio se hayan puesto de acuerdo para declarar en forma coincidente y en desmedro de J. N. C. resulta poco probable.” Así, desestimaron lo dicho por J. N. C., cuyo testimonio, brindado en cámara Gesell, contó a este diario el fiscal Colombo, es “impresionante”. La joven, que debía reconocer en fotografías al hombre que cuidaba el lugar donde ella permanecía secuestrada, dio con su imagen y rompió en llanto, porque él era también quien la había violado.
J. N. C. desapareció un fin de semana de septiembre de 2010, después de ir a bailar al boliche Tropi. Tenía 15 años. En la denuncia, contó que esa noche, en ese lugar, conoció a Ludmila Giuliana Rulera, también menor de edad, quien más tarde, en un remise, le dio una bebida con alguna sustancia que la hizo desvanecerse. El remisero, Cristian Di Stéfano, las llevó hasta una casa de la madre de Rulera, Miriam Graciela Villalba, donde estaba también el hermano de la nueva amiga, Víctor Gabriel Jara. La retuvieron en un rancho de chapas, “junto a otras niñas secuestradas”; permaneció allí “con cadenas, encapuchada, maniatada y drogada”. Villalba oficiaba de madama, su hijo mantenía bajo amenaza a las jóvenes para que no huyeran. El novio de Rulera, Darío Cañete, y el policía de la comisaría de Distrito 14 José Luis Maza abusaban de las jóvenes.
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